Thursday, March 1, 2012

VI Memorial de Pasta de Conchos

Gracias a Covadonga Suarez por mandar esta Homilía Dominical por Fr. Raúl Vera López, O.P., Obispo de Saltillo

En la lectura del Evangelio que hemos escuchado, se nos relata que un hombre paralítico fue presentado a Jesús cuando se encontraba de regreso en Cafarnaúm. La narración está llena de datos muy particulares cuyo contexto es necesario situar para entender el significado de esta curación. Jesús se encuentra de regreso en Cafarnaúm, de donde había salido días antes prácticamente huyendo, porque querían convertirlo en su líder, después de que había curado a un endemoniado en la Sinagoga, a la suegra de Pedro y a mucha gente más. Él había recorrido ya muchas sinagogas de Galilea y ahora regresaba a Cafarnaúm.

Cuando la gente supo que estaba de regreso y que se encontraba en una casa, acudieron en una gran cantidad, de modo que se agolpaba afuera de dicha casa porque no había espacio suficiente dentro. Para quienes trajeron cargando al paralítico, que eran cuatro personas que lo transportaban en una camilla con la esperanza de acercarlo a Jesús, les era imposible ingresar a la casa. Se las ingeniaron y abrieron el techo de la casa, encima de donde Él se encontraba, y descolgaron por ahí la camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, “dice al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Estaban ahí unos expertos de la Ley judía que se escandalizaron por esta declaración de Jesús, de que los pecados de aquel hombre le quedaban perdonados, y pensaban: “¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”.  LEER MAS

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