Friday, June 7, 2019

Orando con y en la Amazonía en un 'kairós' sinodal


Mauricio López, Secretario Ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM),  escribe esta poderosa oración en medio del caminar del ya próximo Sínodo Panamázonico.

Aquí la Oración impresa:
https://bit.ly/2wIl3hq

Les invitamos a compartir esta oración en sus espacios de encuentro 

Dame Dios de la vida y de la belleza 
la constancia de esa lluvia ligera que cae
apenas perceptible a nuestros ojos; 
lluvia que fecunda de vida todo lo que toca; 
lluvia que acaricia lo creado con su presencia suave y serena, 
y que produce progresivamente los pequeños hilos de agua viva,
que poco a poco, unidos a muchos más, verán nacer los ríos; 
ríos que al converger darán vida tumultuosa al gran Amazonas 
que es fuente de vida en abundancia para todos y todas. 
Que seamos capaces de amar Tu rostro misterioso en este río mar.

Toca Señor de la creación maravillosa 
todo mi ser y dame entrañas de comprensión del tejido fino de la vida, 
desde lo más pequeño y simple, 
y hasta tu magnífico cosmos en el que has colocado al ser humano, 
con su alma y capacidad de crear y recrear, 
en un sitio privilegiado para ser colaborador contigo en comunión de esperanza y de vida.

Enséñame con humildad, y desde mi pequeñez, el oficio de ser co-creador contigo, 
que sepa abrazar los delicados trazos de tu creación 
para comprender poco a poco la asombrosa conexión de todas y cada una de las cosas creadas sobre la faz de la tierra. 
Que mi latido sepa unirse al latido de la vida que brota 
y que suena y resuena sin parar en cada partícula que te revela 
y expresa tu misterio de amor donado en totalidad.

Y con los pueblos, Oh Señor de la encarnación hecho tierra, 
Señor de la entrega hasta la muerte trágica 
por la injusticia del ayer y del hoy, 
y sobre todo Señor de la certeza de la nueva vida 
y de la incontenible resurrección, 
que sepa reconocerte ahí en tu verdad inconfundible 
en la hermosa diversidad de cada cultura en esta Amazonía. 
Que sepa discernir la verdad de tu llamado en la voz 
y en la vida de los pueblos, 
en su convicción por ser y por vivir, 
en su relación armónica con la tierra, 
con los otros, y con la fuerza divina. 

Que sea capaz de vivir una amistad honesta con ellos, 
que aprenda de su resistencia incansable, 
y de su serena actitud de cuidado. 
Purifícame de mis excesos y mi ceguera 
que tantas veces te ensombrecen y silencian.

Te pido simplemente hacerme hermano de verdad 
en el caminar de pueblos y comunidades, 
desde su riqueza identitaria, 
compartiendo mis dones y mis tantas falencias, 
para asumir un destino compartido 
en este territorio Amazónico tan amenazado 
por intereses superfluos y pasajeros. 
Que pueda indignarme para gritar y actuar 
ante la muerte cotidiana de este territorio 
y de muchos de tus hijos e hijas que aquí viven, 
y sobre todo que pueda reconocerte siempre resucitado 
también en la esperanza y alegría de sus vidas, 
en la sabiduría milenaria de sus espiritualidades 
que se fecundan con la mía.

Y, sobre todo Padre y Madre de la vida, 
dame la gracia de sacarme las sandalias 
porque esta tierra de la Amazonía, 
y todo lo que expresa vida 
y posibilidad de plenitud comunitaria en ella, 
es tierra sagrada donde Dios habita, 
y desde donde nos habla en el Espíritu Santo 
que se hace viento dador de incesante vida 
en el encuentro con los espíritus de la selva.

Autor: Mauricio López
Publicado en Amerindia (01/06/2019)

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