Hace algunas semanas, Jennifer Reyes y yo fuimos invitadas para
reprensentar a las Redes de Vida Religiosa Contra la Trata de Personas tanto en
Perú (Red Kawsay Perú)
como en Estados Unidos (US Catholic
Sisters Against Human Trafficking) en el Seminario Continental
Contra la Trata de Personas organizado por la Confederación Latinoamericana de
Religiosos (CLAR) en Colombia.
Con el objetivo de incentivar y acompañar a las
redes de la Vida Consagrada que trabajan contra el delito de la Trata de
Personas en América y el Caribe para sensibilizar y humanizar la Vida
Consagrada y a las personas, tuvimos
la oportunidad de fortalecer vínculos con otras Congregaciones Religiosas y
Redes de Vida Religiosa que vienen trabajando frente a este delito desde la
prevención, atención y la reinserción de las sobrevivientes de trata de
personas.
Ha sido un revitalizante encuentro. Tiempo privilegiado para conocer y
palpar el compromiso de tantas religiosas y religiosos que están respondiendo
al clamor de las víctimas de trata de personas en el mundo.
Quizá uno de los encuentros más significativos fue conocer a algunas religiosas
que lideran RAHAMIM, la Red de Vida Religiosa contra la Trata de Personas en
México; quienes nos compartieron sus esfuerzos por fortalecer la Red en México.
Asimismo su gratitud al compromiso de nuestra Congregación por ser parte de
estos esfuerzos con la presencia de nuestras Hermanas Covadonga y Ofelia.
Sabemos que el camino es largo pero también sabemos que Dios va en estas
luchas.
Tras 3 días formativos y de articulación, culminamos declarando que: 'Dios
ha estado llamándonos y nos invita a salir aprisa, sin demora, al encuentro de
estas hermanas y hermanos que el sistema ha convertido en mercancía'. Porque urge
‘realizar procesos de formación interdisciplinar y en incidencia política para
acompañar integralmente a las personas afectadas por la trata de personas y por
toda clase de esclavitud moderna, desde los más pequeños, desde abajo y desde
el dinamismo de la esperanza'.
Una de las convicciones que me reafirmó esta potente y profunda experiencia
de encuentro internacional es que el grito de los pobres y de la tierra marcan
la dirección de nuestro quehacer. Afirman de qué lado estamos y con quiénes
vamos.
Gracias nuevamente a nuestra Congregación ‘Hermanas de la Caridad del Verbo
Encarnado’ por respaldar el trabajo de la Oficina Congregacional de Justicia, Paz
e Integridad de la Creación, su confianza y apoyo nos permiten formarnos en la
mística de la atención, el diálogo y desde la colaboración.
Lee todo el Mensaje Final del Seminario Continental en: http://clar.org/assets/semtratadepersonasmensajefinal.pdf
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