Friday, December 16, 2016

México y la esclavitud moderna

Una de las organizaciones que ha trabajado muy de cerca con la ONU en la visibilización de la esclavitud moderna es el Índice de Esclavitud Global (GSI, por sus siglas en inglés), que hace investigaciones por países y regiones, analizando el trabajo que ha hecho cada gobierno y la iniciativa privada para identificar la trata de personas, también, a partir de entrevistas y análisis económicos y de políticas públicas, propone recomendaciones para luchar contra un problema que, en México, el GSI calcula que afecta a casi 400 mil personas, lo que representa alrededor del 0.3% de la población nacional.

México es el primer país de América Latina con mayor número de personas en situación de esclavitud, y es un lugar que ha mantenido los últimos cuatro años, a pesar del progreso que el mismo GSI ha reportado respecto a las políticas públicas que desde el gobierno se han implementado, como el Programa Nacional para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, promulgada en 2014. 

Hablar, hoy, de “esclavitud moderna” no se limita a la trata de personas con fines sexuales, aunque en el país existen casos particularmente alarmantes (como el caso de la ciudad de Tenancingo, Tlaxcala, conocida como la “capital del tráfico sexual del mundo”), o al secuestro de cientos de migrantes que son forzados a trabajar para cárteles en la siembra y producción de droga o el sicariato; también hay formas más “tradicionales” de esclavitud, o que, más bien, cuadran más claramente con lo que históricamente hemos pensado como tal: el trabajo agrícola que no puede realizarse con maquinaria automatizada, como la  cosecha de pepino, fresa, chile, berenjena y jitomate en los estados de Sinaloa y Baja California, y la minería de carbón y otros minerales.

Aún cuando han habido casos que llegan a las noticias y se viralizan, como el rescate de 49 personas, entre ellas niños, que trabajaban en condiciones infrahumanas en campos de pepino en Sinaloa, la esclavitud moderna es un problema que pasa casi desapercibido para la mayoría de la población. Sin embargo, eso no ocurre para la economía, pues se calcula que alrededor del 20% del Producto Interno Bruto podría provenir de actividades que, por lo menos en parte, tuvieron relación con el trabajo forzado.

Además de generar estadísticas sobre la esclavitud moderna, el GSI también alerta sobre la “vulnerabilidad a la esclavitud”, es decir: las condiciones sociales, económicas y políticas de precariedad que podrían convertir a las personas en víctimas del trabajo esclavo. Según la organización, casi la mitad de la población mexicana es vulnerable a ello: la informalidad laboral, la ausencia de políticas públicas por parte del Estado para frenar e impedir el crecimiento de estas estadísticas y, en algunas de las zonas más golpeadas por los conflictos armados, la condición migrante (de exilio y desplazamiento) de buena parte de la población las hace blancos ideales para su explotación. 

Si bien México no es el primero en esclavitud en América Latina en relación proporcional (el lugar se lo lleva Haití con el 1% de su población), sí resulta alarmante que estas condiciones sigan ocurriendo sin freno alguno por parte de las autoridades.

Cabe mencionar que este Informe fue publicado como parte del día Internacional para Abolir la Esclavitud, 2 de diciembre, decretado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Como muchas fechas acordadas por las Naciones Unidas, ésta busca crear consciencia del trabajo que internacionalmente se ha realizado para eliminar el trabajo forzado y no remunerado, y, al mismo tiempo, hacer evidente todo lo que falta para que esto ocurra. (Reporte original de Plumas Atómicas).

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