En México, cientos de personas fueron víctimas de tortura y desaparición
forzada a consecuencia de la estrategia de contrainsurgencia del
gobierno de Díaz Ordaz, que perseguía a los activistas políticos, y no
sólo a los grupos armados de oposición que actuaban en varias zonas del
país. Las víctimas de estas graves violaciones de derechos humanos
quedaron totalmente abandonadas a su suerte.
“¡El ejército! ¡El ejército!”, empezó a
gritar la gente desde los edificios cercanos. Entonces vimos que
entraban en la plaza pequeños vehículos blindados y soldados con rifles.
Saqué a mi hijita y a mi esposa de allí y nos refugiamos en un edificio
próximo.
Cuando nos íbamos, un helicóptero sobrevoló la zona y lanzó una bengala. Y ahí comenzaron los disparos.
A primera hora de la mañana siguiente
regresamos a la Plaza de las Tres Culturas, en la zona de Tlatelolco de
Ciudad de México, y vimos los montones de cinturones y zapatos apilados.
En el suelo continuaban los charcos de sangre, y en las columnas de
cemento que había en torno a la plaza había agujeros de balas a la
altura de los ojos. Esa es mi experiencia de lo que dio en llamarse “matanza de Tlatelolco”.
Aunque han pasado 45 años, ese 2 de octubre es un día que nunca
olvidaré. Leer más
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