Gracias a Guadalupe Ruiz.
La semana pasada el río Sonora fue el centro de un incidente ecológico mayúsculo: un represo de aguas contaminadas con químicos cedió y derramó su líquido tóxico en el arroyo Las Tinajas, de ahí fueron al Bacanuchi y más allá, al río Sonora que nace a unos kilómetros apenas de las instalaciones de la mina propiedad del Grupo México, responsable de la operación de la explotación.
La semana pasada el río Sonora fue el centro de un incidente ecológico mayúsculo: un represo de aguas contaminadas con químicos cedió y derramó su líquido tóxico en el arroyo Las Tinajas, de ahí fueron al Bacanuchi y más allá, al río Sonora que nace a unos kilómetros apenas de las instalaciones de la mina propiedad del Grupo México, responsable de la operación de la explotación.
Hay
dos asuntos urgentes que tienen que esclarecerse: primero, encontrar a los culpables
del derrame, y fincar responsabilidades; y segundo, hallar de inmediato, formas
adecuadas para restablecer las aguas del río a una condición de limpieza y
sanidad normal y suficiente para el uso de población, animales y flora de la zona.
Este
episodio apunta más allá de sí mismo: en los últimos años se ha alentado la
actividad minera en todo el país. Se trata de atraer inversión y generar
empleos; pero resulta necesario, también, tener en cuenta los costos que la
actividad tiene, en términos de daño al medio ambiente; y regular sus
actividades con firmeza y equidad, diligencia que parece haber faltado en el
caso del derrame al río Sonora. Leer más: http://www.scribd.com/doc/237425892/Rio-Contaminado
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