Saturday, September 15, 2012

La verdadera realidad de las mujeres conserveras en Chimbote

Trabajan hasta 12 horas al día sin un pago adicional por las horas extras, no firman contrato, no pueden reclamar, algunas empresas les descuentan por seguro de salud pero ellas no reciben atención; son maltratadas, usadas y hasta deben esconder su identidad para hacer un reclamo. Esa es la realidad de “Juana” y la de miles de mujeres conserveras de Chimbote.
“Juana” –no revelamos su nombre verdadero porque sería como decirle que está despedida de su trabajo– es una madre de familia que desde sus 17 años trabaja para la industria de consumo humano directo, en otras palabras, en la industria de conservas de pescado.
“Juana” estuvo esta mañana en RSD y desnudó una realidad que ni los discursos de los empresarios conserveros, ni los reclamos fingidos a favor de ellas de parte de las autoridades podrán ocultar.
Ella aclara que no puede darnos sus nombres ni apellidos reales porque, en su mundo, reclamar es como un pecado que se castiga con el despido.

JORNADA LABORAL
Las mujeres conserveras de Chimbote –dice “Juana”– trabajan a destajo, eso implica que de acuerdo a su avance ganarán sus remuneraciones. Siendo así, sus jornadas laborales pueden ir desde unas horas al día hasta más de 12 horas seguidas.
“No nos pagan horas extras”, señala ella, y lo peor es que de las 12 horas que permanecen dentro de la planta, unas 4 o 5 horas esperan paradas o sentadas la llegada del pescado. Esas horas de espera no son remuneradas, pero obligatoriamente tienen que esperar si quieren trabajar.
Su centro de labores no es la cárcel, pero trabajan encerradas. Cuando ingresan a la fábrica les piden sus DNI y, así quieran, no pueden salir hasta que termine la jornada. Tampoco pueden usar ni sus celulares para comunicarse con el exterior. LEER MÁS

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