Saturday, June 22, 2013

¡Brasil se levanta!

Un millón de personas marcharon este último jueves en Brasil en la mayor protesta desde 1992. Pero, ¿por qué? Pues, ya se gastaron 27.400 millones de reales en la Copa y la previsión actual del costo total es de 33.000 millones, una cantidad que se aproxima al monto del presupuesto federal en educación para este año: 38.000 millones de reales. Una priorización de recursos que la población cuestiona en las calles, así como la concentración de dinero público en la construcción de estadios, que, en muchos casos –como en Manaos y Cuiabá—, son“elefantes blancos” sin utilización futura (NdT: 1 dólar norteamericano equivale a 2,2 reales).

Además de ello, las obras de movilidad urbana –presentadas por el gobierno como el principal legado para las ciudades sede y actualmente presupuestadas en 12.000 millones de reales—privilegian a los accesos viales para automóviles (viaductos, extensión de avenidas) y la ruta aeropuertos-hoteles-estadios que no es necesariamente prioritaria para la movilidad urbana en la vida cotidiana de esas ciudades.
Finalmente, las obras de movilidad urbana son las principales responsables de la remoción de comunidades, amenazas ambientales y pérdida de instalaciones públicas. Los movimientos sociales han contabilizado 170 mil personas amenazadas o ya removidas y/o recibiendo indemnizaciones de 3 a 10 mil reales, en el caso de aquellos que pueden probar la propiedad del lote y asistencia de renta de menos de un salario mínimo para los demás. No es raro que los desalojos sean realizados en forma violenta, sin transparencia ni diálogo entre poder público y residentes.

Así la Iglesia brasileña comparte las protestas en las calles del país. Según el obispo auxiliar de Belo Horizonte, Joaquim Mol, presidente de la Comisión episcopal para la educación y la cultura, “es necesario identificar los valores evangélicos que subyacen a las manifestaciones y hacerlos explícitos en su aspecto propulsor para un mundo mejor”.

Cabe destacar, que una organización no gubernamental que lucha contra la violencia en Río de Janeiro se unió este sábado a las protestas que sacuden desde la semana pasada a todo Brasil por mejores servicios públicos con la exhibición de 500 balones pintados con cruces en Copacabana, una de las playas más famosas de Brasil.

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