Thursday, July 7, 2016

Declaración de la Vida Consgrada frente a la Trata de Personas en Perú

Hago un llamamiento urgente a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y a todos los que, de lejos o de cerca, incluso en los más altos niveles de las instituciones, son testigos del flagelo de la esclavitud contemporánea, para que no sean cómplices de este mal, para que no aparten los ojos del sufrimiento de sus hermanos y hermanas en humanidad, privados de libertad y dignidad, sino que tengan el valor de tocar la carne sufriente de Cristo” Papa Francisco  

Religiosas, religiosos y sacerdotes provenientes de  Tacna, Puno, Cusco, Chimbote, Trujillo, Chiclayo, Piura, Chulucanas, Tarapoto, Yurimaguas, Pucallpa, Iquitos y Lima nos reunimos del 16 al 18 de junio en la casa de Retiro del Colegio de Jesús en Pueblo Libre para celebrar el IV Encuentro Nacional de la Red Kawsay – Vida Consagrada por una sociedad sin trata de personas.   
En el marco del “Año de la Misericordia” y a ejemplo del “buen samaritano” del Evangelio de Lucas, los 52 participantes reafirmamos nuestro deseo de acercarnos con compasión crítica y transformadora a una expresión de violencia que, por su persistencia y ramificación, debe ser abordada como crimen de lesa humanidad, porque es un fenómeno social corrosivo en la construcción de una sociedad de derechos.   

Si bien durante los últimos años el tema es visibilizado en los medios, aún no percibimos el crecimiento de indignación frente a éste. Y es que la tolerancia ante la trata de personas y la corrupción viene garantizando a esta actividad criminal una “sostenibilidad económica” tal, que Perú se ha convertido en el tercer país con mayor víctimas en América Latina.   

Reconocemos los recientes esfuerzos del Estado al proporcionar herramientas legales en torno a la Ley 28950 e introducir el eje de reintegración de personas afectadas como parte de las políticas públicas. Sin embargo la elaboración de detallados flujogramas de intervención para los Ministerios involucrados, sirve de poco si no se asignan montos significativamente mayores en la lucha contra la trata de personas, así como a la asistencia, la protección y la reinserción de quienes fueron víctimas. Estamos convencidas y convencidos que el siguiente gobierno está en la obligación de presupuestar más recursos para este fin.  

Nos consta que existe una creciente brecha entre la generación de conocimiento en torno a la trata de personas en nuestro país y la inacción ante el crimen, sobre todo en los gobiernos regionales y locales. Hoy se sabe que las “rutas de la trata”, más que recorridos geográficos, son vías de consolidación de  “producción” de nuevas víctimas, y los llamados para salirle al paso con políticas públicas de prevención y reintegración, frecuentemente carecen de decisión de actuar.   

Durante los últimos años ha crecido nuestra participación en espacios promovidos por organismos del Estado y la sociedad civil para articular mejor los esfuerzos frente a este delito. Pese a algunos contratiempos, esta presencia ha servido para identificar a valiosos aliados con quienes queremos seguir avanzando en una coordinación más fluida y en articulaciones más operativas.   
Con todo, como Iglesia reafirmamos nuestra convicción de  escuchar a Dios donde la vida clama y poner los recursos de la Vida Consagrada a disposición de quienes confían en nosotras y nosotros como compañeras y compañeros de su camino hacia la tierra de la Liberación.   
“¡Hermanas y hermanos urge comprometernos en denunciar toda injusticia y atropello que sufren las personas sometidas a ser tratadas como objeto!” 

Carol Velarde, Ivon Ramirez, CCVI y Deepa Biswas, IBVM
 Lima, junio del 2016

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