Represión, amenazas, violencia,
encarcelamiento y en algunos casos la muerte es el precio que han tenido que
pagar muchos activistas sólo por oponerse a quienes se dedican a talar por
negocio sus árboles.
Isidro Baldenegro López,
prestigiado defensor rarámuri del territorio, ganador del Premio Goldman en
2005 y ex preso de conciencia, fue asesinado a balazos en Coloradas de la
Virgen, Chihuahua, en el mismo día en que se anunció que los ejidatarios de
Baqueachi recuperarían su territorio ancestral.
Las autoridades de Chihuahua
negaron en un primer momento tener conocimiento del asesinato del emblemático
defensor, quien en un acto de criminalización en 2003 fue detenido y acusado
por narcotráfico y portación ilegal de armas. Tras ser nombrado preso de
conciencia por Amnistía Internacional y liberado gracias a la presión de organizaciones
de distintas partes del mundo, Isidro debió salir un tiempo de Coloradas de la
Virgen por amenazas del crimen organizado vinculadas a su defensa de los
bosques.
Isidro era hijo de otro líder rarámuri,
don Julio, asesinado en 1986 por defender a su pueblo de los talamontes y los
caciques de la zona.
Precisamente el pueblo rarámuri
de Baqueachi ha conseguido esa misma semana que se ordene la ejecución de la
sentencia firme e inacatable del Tribunal Unitario Agrario del Distrito número
cinco, en la se reconoce a la comunidad como dueña legítima y verdadera del
territorio. El reconocimiento de las tierras, dotadas a la comunidad hace 89
años, llega tras 32 sentencias que restituyen los derechos del pueblo rarámuri.
En este caso, el abogado defensor Ernesto Rábago Martínez también fue
asesinado, y la abogada Estela Ángeles Mondragón ha recibido amenazas
durante el largo proceso de litigio.
En la sentencia de Baqueachi,
dictada el 30 de octubre de 2015, se condena a Luis Armando Olivas Muñoz “a que
desocupe y entregue en favor del ejido Baqueachi, municipio de Carichí,
Chihuahua las superficies que detenta por encontrarse dentro de las tierras que
pertenecen a la comunidad, toda vez que no tiene derecho a usufructuar tales
terrenos cuya titularidad le corresponde a los Baquéachi”.
El pueblo rarámuri denuncia que
los invasores llevan empobreciendo su tierra desde hace más de 80 años, puesto
que su ganado ha ido acabando sus pastizales y su agua, por lo que se ha
“fragilizado nuestra paz comunitaria”. En abril de 2005, recibió el Premio Goldman, el máximo galardón otorgado a
defensores del medio ambiente y al recibir el premio, demandó al gobierno
mexicano atender las demandas de los indígenas, en lugar de criminalizar y
detener campesinos.
¿Lo escucharon? Hoy los árboles en la
sierra, tienen un defensor menos. El movimiento ecologista del país tiene una
lucha más que seguir, en memoria de Isidro.
Greenpeace y otras organizaciones lamentaron
la violencia como forma de imponer los intereses de unos cuantos, y solicitaron
a los impartidores de justicia a realizar su trabajo:
- Encontrar a los responsables de la muerte
de Isidro y aplicar la ley.
- A los responsables del cuidado y
conservación del medio ambiente: salvaguardar los recursos naturales y no dejar
nuevamente esta defensa en manos de hombres y mujeres valientes, pero solos y
solas en su lucha contra la delincuencia organizada, los intereses corporativos
y el poder.
Y que si 'persiste la tala indiscriminada de
los bosques en la sierra Tarahumara, si el territorio queda en manos de
intereses depredadores, los asesinos de Isidro Baldenegro habrán ganado. El
gobierno mexicano, las autoridades ambientales, deben poner el ojo en esta
zona, garantizar su conservación y evitar represalias' indica el comunicado de
Greenpeace.
Publicación original:
No comments:
Post a Comment