Monday, May 14, 2018

Compartir la fe: buscar la justicia


Hace algunas semanas participábamos en diversos espacios de reflexión sobre el rol de nuestro ser cristianas/os (católicas/os) respecto a los Derechos Humanos. Aquí les alcanzamos tres interesantes recursos sobre ello, esperamos sirvan para animar nuestra Misión.

1. Los Cristianos y los Derechos Humanos por Andrés R.M. Motto 
2. Cristianismo y Derechos Humanos por Paúl Seighart
3. Un GPS para el corazón de la Humanidad escrito por la Hna. Mónica Esquivel RSCJ


También aquí republicamos una potente reflexión de Alejandro Córdoba  sobre los Derechos Humanos.

"Dar el ejemplo no es la principal forma de influir en los demás; es la única"  dice Albert Einstein.
En nuestro mundo hay muchas y muy variadas formas de no respetar los derechos, a los Derechos Humanos.

En nuestro mundo hay mucha gente a la que se niega el derecho a la salud, la vivienda, el trabajo o la educación. Gentes a la que se les pagan sueldos de miserias, se practica con ellos la usura o se las maltrata física, sicológica o sexualmente.

Muchos dirán que son asuntos que no van con ellos; que nada de eso les incumbe; que de nada de eso se les puede acusar. 
Aunque no seamos directamente responsables de esas situaciones está el pecado de omisión. Es aquel que tiene que ver con el silencio cómplice ante los abusos anteriores; es la desidia ante la discriminación; es el hacer la vista gorda ante los abusos de diversa índole.

Los derechos humanos establecen las condiciones indispensables para garantizar la dignidad humana y hacer posible que las personas vivan en un entorno de libertad, justicia y paz. 
Para ti, para mí y para todas las personas. Y, si es un derecho de todos ¿no nos incumbe a todos(as) el exigir que se respeten para todas las personas?.
Si además eres creyente y aceptas que todas las personas somos iguales a los ojos de Dios, el ser fieles a nuestra fe ¿no debería comprometernos a respetar y hacer respetar esos derechos?
A cualquier persona le corresponde no solo exigir el respeto de los derechos humanos sino que además debe trabajar por ellos. No puede ser tibio, ni ambiguo ante la injusticia. Y, desde unos principios éticos debe implicarse en la lucha por la paz, la justicia, la solidaridad y el amor.

Escribe Alejandro Córdoba 
Publicado en Creyentes y Responsables 

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