JPIC-CONFERCAM: Justicia, Paz e Integridad de la Creación de las Conferencias de Religiosas y
Religiosos de Centroamérica y México.
Hermanos y Hermanas: reciban este mensaje que brota como un grito, como un clamor
ante la situación que viven nuestros pueblos de Centroamérica y México. Formamos una
red, conformada por las comisiones de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de
las Conferencias de Religiosas y Religiosos de Centroamérica y México –CONFERCAM-.
Nos hemos reunido en la Casa de Ejercicios Espirituales de los Misioneros Claretianos de San José (Costa Rica) durante los días del 15 al 19 de Abril, para evaluar nuestro caminar y decidir nuevas acciones en favor de nuestros pueblos. Acompañamos procesos en el corazón de las periferias de estas naciones, en defensa de la vida a la luz de Jesús y su evangelio y con la riqueza de nuestros carismas como vidas consagradas.
Estamos impactados/as con el sufrimiento de la gente humilde, a la que acompañamos en tres grandes problemáticas de la región que son los ejes de nuestro servicio fraterno: Contra La Trata de Personas, esa llaga abierta en el cuerpo de Cristo, ese negocio criminal que destruye vidas y familias hasta llevar a convertirlo en un mercado infame de la explotación del ser humano. Nuestro acompañamiento pretende ser un bálsamo para curar heridas, un trabajo de prevención y denuncia profética contra este horror de la humanidad, invisible para nuestras vidas adormecidas.
Otro clamor de nuestra comisión de JPIC es el Acompañamiento a los miles de migrantes y refugiados que huyen de la pobreza y de la violencia y que pasan un verdadero calvario tratando de llegar a la frontera de los Estados Unidos y otros países donde son tratados inhumanamente.
El otro clamor consiste en apoyar el movimiento mundial en favor del planeta amenazado inspirados siempre por la Encíclica del Papa Francisco Laudato Si, especialmente contra el extractivismo que sigue explotando los recursos naturales, expulsando pueblos campesinos e indígenas de sus tierras y territorios, dejando moribunda a la Madre Tierra.
Estos tres clamores nos hacen vivir un modelo de Iglesia en salida, como hospital de Campaña en las periferias de nuestros pueblos. Desde aquí queremos apoyar a tantas comunidades religiosas que viven esta espiritualidad y al mismo tiempo animar a otras muchas para que se comprometan con estas causas que tocan la esencia del evangelio de Jesús y se centran en curar las heridas de Cristo en los más pobres.
Desde aquí nos unimos a la Conferencia de Religiosos
y Religiosas y Conferencia Episcopal de Nicaragua en sus comunicados sobre la situación
que vive este país hermano. Con ellos denunciamos el trato injusto y violento que han
sufrido estos días. Un pueblo que reclama sus legítimos derechos merece ser escuchado.
Nos despedimos exhortando a todas las Congregaciones Religiosas que todavía no son parte de este esfuerzo de la Vida Consagrada en la región a que se unan, delegando personas y recursos para el servicio y la promoción de la JPIC e incluyendo esta dimensión en todos los procesos formativos de nuestras casas y nuestros servicios pastorales.
Que el Dios y Padre de la Vida y la fuerza del Espíritu del Resucitado que está presente en estas luchas nos siga fortaleciendo en este caminar.
Nos hemos reunido en la Casa de Ejercicios Espirituales de los Misioneros Claretianos de San José (Costa Rica) durante los días del 15 al 19 de Abril, para evaluar nuestro caminar y decidir nuevas acciones en favor de nuestros pueblos. Acompañamos procesos en el corazón de las periferias de estas naciones, en defensa de la vida a la luz de Jesús y su evangelio y con la riqueza de nuestros carismas como vidas consagradas.
Estamos impactados/as con el sufrimiento de la gente humilde, a la que acompañamos en tres grandes problemáticas de la región que son los ejes de nuestro servicio fraterno: Contra La Trata de Personas, esa llaga abierta en el cuerpo de Cristo, ese negocio criminal que destruye vidas y familias hasta llevar a convertirlo en un mercado infame de la explotación del ser humano. Nuestro acompañamiento pretende ser un bálsamo para curar heridas, un trabajo de prevención y denuncia profética contra este horror de la humanidad, invisible para nuestras vidas adormecidas.
Otro clamor de nuestra comisión de JPIC es el Acompañamiento a los miles de migrantes y refugiados que huyen de la pobreza y de la violencia y que pasan un verdadero calvario tratando de llegar a la frontera de los Estados Unidos y otros países donde son tratados inhumanamente.
El otro clamor consiste en apoyar el movimiento mundial en favor del planeta amenazado inspirados siempre por la Encíclica del Papa Francisco Laudato Si, especialmente contra el extractivismo que sigue explotando los recursos naturales, expulsando pueblos campesinos e indígenas de sus tierras y territorios, dejando moribunda a la Madre Tierra.
Estos tres clamores nos hacen vivir un modelo de Iglesia en salida, como hospital de Campaña en las periferias de nuestros pueblos. Desde aquí queremos apoyar a tantas comunidades religiosas que viven esta espiritualidad y al mismo tiempo animar a otras muchas para que se comprometan con estas causas que tocan la esencia del evangelio de Jesús y se centran en curar las heridas de Cristo en los más pobres.
Nos despedimos exhortando a todas las Congregaciones Religiosas que todavía no son parte de este esfuerzo de la Vida Consagrada en la región a que se unan, delegando personas y recursos para el servicio y la promoción de la JPIC e incluyendo esta dimensión en todos los procesos formativos de nuestras casas y nuestros servicios pastorales.
Que el Dios y Padre de la Vida y la fuerza del Espíritu del Resucitado que está presente en estas luchas nos siga fortaleciendo en este caminar.
Comisión de Justicia, Paz e integridad de la Creación de las Conferencias de Religiosas y Religiosos de Centroamérica y México.
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