Gracias a Sister Guadalupe Ruiz
(Fuente: Observatorio Eclesial) Obedeció a los indígenas de los pueblos originarios chiapanecos, mujeres y hombres de profunda fe y compromiso donde no encontró herejía alguna ni nada contrario a una auténtica tradición cristiana; luego escuchó a las mujeres, las más de las veces sin voz en las iglesias y en la sociedad; después a los trabajadores explotados, luego a las viudas y los huérfanos, de paso a los migrantes, ahora las comunidades en resistencia, también a homosexuales que le abordaron en el camino, y en todo el trayecto, a defensores y defensoras de los marginados y explotados, haciéndose uno más con ellas y ellos.
(Fuente: Observatorio Eclesial) Obedeció a los indígenas de los pueblos originarios chiapanecos, mujeres y hombres de profunda fe y compromiso donde no encontró herejía alguna ni nada contrario a una auténtica tradición cristiana; luego escuchó a las mujeres, las más de las veces sin voz en las iglesias y en la sociedad; después a los trabajadores explotados, luego a las viudas y los huérfanos, de paso a los migrantes, ahora las comunidades en resistencia, también a homosexuales que le abordaron en el camino, y en todo el trayecto, a defensores y defensoras de los marginados y explotados, haciéndose uno más con ellas y ellos.
Por último, lo buscaron los no-creyentes y lo hicieron apóstol de los gentiles también. En todo el camino, por inusitado que parezca, nunca dejó de ser pastor: obispo de puertas abiertas en una institución religiosa de puertas cerradas, con corazón humano en medio de un episcopado de corazón de piedra, presente en el mundo y en la historia al margen de una iglesia ausente de ellos, profeta de la justicia en una jerarquía cómplice de la injusticia. Obispo en resistencia dentro de una iglesia reticente.
Ahora, en su jubileo episcopal, los pueblos caminan con él, le acompañan por breves días (4 al 6 de enero) en un Saltillo envuelto en la niebla, el frío intenso y un ambiente de violenta inseguridad al comienzo de un año también de brumoso destino para nuestro país; le acompañan de muchas latitudes, creencias e increencias para mostrarle su afecto, y para decir que aún en medio de la intemperie y el desasosiego la esperanza vive y la dignidad es posible y necesaria para todas y todos, especialmente los más pobres. LEER MÁS
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