¿Cuándo dejaremos de reírnos nerviosamente cuando un niño se acerca a una niña o a una mujer de forma inapropiada y no lo veamos como “ocurrencias” o “travesuras”, con celebración incluida? Estas conductas no son un chiste, ni mucho menos un juego de niños. Es hora de enseñarles que el cuerpo de la mujer no es su propiedad.
Pero cómo les hacemos entender a los hombres que no tiene el derecho de acercarse a una mujer ni decirle cosas sin su consentimiento, si desde pequeños son los mismos padres quienes alientan este tipo de conductas.
Luego de que Magaly Solier tuviera la valentía de denunciar al mañoso del metropolitano, muchas mujeres se armaron de valor y siguieron el ejemplo, logrando que los medios de comunicación le prestaran atención a este problema cotidiano. En la actualidad existen muchas campañas ciudadanas que motivan a las mujeres a no quedarse calladas y exigen a las autoridades que sancionen a estos hombres que se creen con el derecho de violentar a una mujer. El silencio solo beneficia al victimario.
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