Friday, May 26, 2017

El enfoque de género ante los desafíos actuales


Hablar de feminismo y de teología parece de por sí ya una contradicción, lo cual no sorprende frente a la desigualdad existente entre varones y mujeres: la inferiorización estructural de mujeres, los feminicidios, las parejas divorciadas, la discriminación hacia las personas LGTBI entre otros.


            A pesar que hace décadas las mujeres están haciendo teología en nuestras iglesias y espacios teológicos, mayoritariamente siguen siendo sumamente patriarcales por no decir misóginos. Las identidades de las mujeres son determinadas,  controladas en torno a  construcciones de género y sexualidad justificadas por un discurso religioso y teológico, cuya máxima expresión es una mujer idealizada: virgen, sumisa y servil. A partir de esa dicotomía de hombre macho y mujer sometida se ha construido todo un sistema de desigualdad y opresión entre los géneros que se mantiene de alguna manera hasta hoy en día.
            La Teología parece un campo de varones, a pesar de que hace décadas las mujeres están haciendo teología, y es que dentro del sistema piramidal eclesial estamos fuera de espacios de cargos y decisiones. Cambiar o cuestionar las estructuras e ideologías de ese sistema no les conviene a algunos señores pastores, sacerdotes y teólogos porque debilitaría el poder que quieren mantener. Por lo tanto encontramos tanta resistencia y rechazo frente a las teorías de género, porque es un enfoque que hace ver las desigualdades injustas, ayudan a superarlo y construyen comunidades de iguales.
Desde que surgió en los años 1980, la teología feminista fue una teología desde las experiencias marginalizadas de las mujeres y al mismo tiempo una crítica al carácter patriarcal de la Teología. Partiendo de realidades y experiencias concretas de mujeres, la teología feminista formaba parte del movimiento feminista compartiendo las luchas por una transformación social, política, por la igualdad y condiciones dignas para tod@s. Por lo tanto, la Teología feminista no es una Teología solo de mujeres y para mujeres, sino que es una Teología que problematiza el ‘género’ y por lo tanto debería tener importancia para tod@s.

Aclaraciones sobre el feminismo y  porqué es importante seguir hablando del feminismo

Declararse como feminista te pone en una posición de sospecha acompañada por imágenes y prejuicios como de ser un machista vestida de mujer, una lesbiana, mujeres que odian a los hombres, etc. Sin embargo las noticias nacionales y internacionales indican que la misoginia, la opresión y violencia contra la mujer siguen siendo una de las mayores problemáticas en la actualidad a nivel global.
            En tiempos de expansión capitalista se propaga con mayor velocidad y brutalidad nuevas masas excluidas, entre ellas se encuentran las mujeres. Intereses sociales, políticos y económicos han creado a lo largo de los siglos estructuras de desigualdad a nivel mundial. Y aunque gracias a las luchas de tantas mujeres -que se han dado a lo largo de la historia-  se han logrado cambios, falta todavía mucho para tener sociedades y comunidades de iguales.
            Todavía las mujeres pertenecen al grupo más desfavorecido, son ellas las que son afectadas mayoritariamente por la violencia, la pobreza y discriminación como también por la crisis ecológica. Ellas sufren los efectos de las catástrofes climáticas, el acaparamiento de las tierras y la destrucción de las bases de la vida.  Frente a esta situación es imprescindible preguntar por nuevas formas de solidaridad tanto regional, nacional pero también internacional.
            ¿Cómo en esas luchas por mejores condiciones de vida, por dignidad y derechos nos podemos vincular y articular entre todas las mujeres, que desde los distintos contextos locales se organizan para impulsar procesos de cambio(por ejemplo la marcha ‘Ni una menos’ o Women’s March)? ¿cómo podemos y tenemos que formar parte de eso como cristianas?
             En América Latina, la religión se ha empeñado en tener un papel importante en la construcción de géneros legitimando un sistema social y económico patriarcal, capitalista y heteronormativo. Por lo tanto, haciendo un análisis social no podemos prescindir de un análisis religioso y una mirada teológica crítica.
                   Es importante ver, también, la variedad y diversidad de experiencias de opresión reconociendo las mismas estructuras de desigualdad y poder tras de ello. Porque en el fondo hablar sobre y analizar relaciones de género es hablar de relaciones de poder.
            La concepción de género no depende de un determinismo biológico acultural, sino más bien de cada cultura y cosmovisión, ‘en ese sentido, cada sociedad, cada pueblo, cada grupo y todas las personas, tienen una particular concepción de género, basada en la de su propia cultura’.[1]  Aprendemos desde la infancia a  identificarnos con la concepción de la cosmovisión y los roles de género en la cultura. Porque en la nación que vivimos como dijo  Simone de Beauvoir -una de las primeras grandes defensoras de los derechos de las mujeres- una  No se nace mujer, llega una a serlo’.
            
Desafíos en la actualidad
Según la teóloga Elisabeth Schüssler Fiorenza, la Teología tiene que ver siempre con sueños y visiones de un otro mundo más justo y solidario; cuestión que toca profundamente a la humanidad[2].  Por lo que es necesario articular la despatriarcalización con descolonización desde y con las mujeres que en sus luchas diarias hacen frente a la opresión colonial, capitalista y patriarcal.
            Son las mujeres campesinas, indígenas, de sectores urbanos populares y  también aquellas mujeres que cuestionan -desde su experiencia individual y colectiva- las relaciones coloniales y patriarcales; para luchar juntas por la superación de todo tipo de opresión.   De esa manera ‘...el feminismo no es una teoría más, es una teoría,  una concepción, una cosmovisión, una filosofía, una política que nace desde las mujeres más rebeldes ante el patriarcado’[3] como afirma la aymara boliviana, Julieta Paredes.
            Prácticamente el feminismo es toda una postura en la vida, ‘una nueva manera de comprender la vida y las relaciones humanas’[4] como lo expresa la teóloga Ivone Gebara.
            La realidad de nuestro mundo, nos desafía a desplazarnos permanentemente en diferentes sentidos, salir de las oficinas,  de las aulas de estudio, de las parroquias y ubicarnos en la ‘calle’. La desubicación nos toca,  tendría que desplazarnos de espacios religiosos tradicionales y opresores hacia la búsqueda de otros nuevos espacios donde se pueda vivir espiritualidades más integrales y horizontales.
            A partir de las pluralidades nos toca construir nuevas formas de comunidades y convivencias  inclusivas heterogéneas con todas y todos, con la naturaleza , entre países y continentes; derrumbar barreras y jerarquías tanto mentales como sociales, económicas y políticas.
            Nuestra fuente es una espiritualidad de resistencia y rebeldía nutrida del compartir de las realidades y luchas diarias, de la solidaridad y sororidad.  Esa espiritualidad que se concretiza en el actuar, una expresión colectiva y diversa que busca  construir nuevas relaciones y ese otro mundo posible del cual tod@s soñamos.
            Solamente de esa manera podremos ofrecer aportes relevantes para las preguntas y problemáticas que la gente hoy en día vive. Porque el discipulado y seguimiento de Jesús nos exige ser parte de los procesos hacia la igualdad y la justicia.


Preguntas para la reflexión:
-      ¿Qué implicaría “descolonizar” y “despatricalizar”?

-      ¿Qué significa hacer teología desde nuestras realidades, nuestros compromisos sociales, pastorales?

-      ¿Para qué me quisiera comprometer?


Escribe: Sandra Lassak [Doctora en Teología]



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[1] Lagarde, Marcela, “El género, fragment literal: ´La perspectiva de género´, en Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia. Ed. horas y HORAS, España, 1996, pp. 13-38.
[2] Vease Schüssler Fiorenza, Elisabeth, Discipulado de Iguales, Una Ekklesia-lógica Feminista de Liberación. (Mujeres haciendo Teología desde Bolivia – Volumen III), p.214-235.
[3]  Paredes Julieta, en: Gargallo Francesca, Feminismos desde Abya Yala, Ideas y proporciones de las mujeres de 607 comunidades de nuestra América, Ciudad de México 2014, p. 96.
[4] Gebara, Ivone, Las aguas de mi pozo. Reeflexiones sobre experiencias de libertad, Montevideo 2005, 133.

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