El ‘niño costero’ en Perú visibilizó las
condiciones de precariedad en que viven millones de peruanos. Como Oficina de
Justicia, Paz e Integridad de la Creación fuimos testigos que los ‘huaycos e inundaciones’ destaparon las carencias
de servicios básicos y ordenamiento territorial que vive nuestra gente en muchas
partes del país.
Visitamos a las familias en Carapongo y
Cajamarquilla en Lima, llevando algo de ayuda pero sobre todo nuestra fe y
compromiso de acompañarles en este proceso de reconstrucción. Como nosotras, miles de jóvenes y adultos en todo el país colocaron su tiempo y energía para ayudar a las miles de familias que se quedaron sin nada. Para mí, esos gestos me llenaron de mucha vida y han impulsado aún más nuestro compromiso con el cuidado de nuestra casa común: porque el grito de la tierra es el grito de los más pobres.
Una situación que nos preocupó en nuestras visitas a las familias vulnerables en Lima, es que si bien las personas han recibido apoyo de diferentes instituciones, pudimos observar
conflictos entre vecinos afectados y los vecinos damnificados; lo que les
impide organizarse mejor. Para comprender esta conflictividad, reconocimos que por
‘Damnificado’ se entiende como toda persona afectada íntegramente,
generalmente son quienes se han quedado
sin alojamiento o vivienda. No tienen capacidad propia para recuperar el
estado de sus bienes y patrimonio. Mientras que un ‘Afectado’ es aquella persona que sufre perturbación en su ambiente
por efectos del desastre. Y desde luego, requiere de apoyo inmediato
para la continuación de su actividad normal.
Frente a esto que
hemos visto sentimos un fuerte llamado a trabajar en el acompañamiento y
escucha, así como el manejo de conflictos en estos barrios. Se necesita también
impulsar una cultura de cuidado especialmente en el manejo responsable de la
basura que evite que los cauces de los ríos se obstruyan.
Con la finalidad de
dar seguimiento a estas comunidades después de la emergencia, seguimos
juntándonos con otros; apostando por el trabajo articulado con las diferentes
Congregaciones Religiosas en Perú. De hecho, es preciso
mencionar que estas visitas las realizamos junto a otros grupos de trabajo del
cual somos parte como Oficina: como lo es la Comisión Permanente de Derechos
Humanos- JPIC y la Red Kawsay Perú de la Conferencia de Religiosas y Religiosos
en Perú.
De todo corazón les agradecemos por
haber colaborado con nosotras para hacer posible estos gestos de esperanza que
han llevado consigo solidaridad hacia las familias más vulnerables en Lima. Gracias por tanto.
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