Nuestra Congregación Religiosa a través de su Oficina Congregacional de
Justicia, Paz e Integridad de la Creación estuvo presente en el VIII Foro Social Panamazónico (Fospa) realizado entre
el 28 de abril y el 1 de mayo de 2017 en Tarapoto, Perú. Un evento que reunió a
más de 1,500 representantes de pueblos indígenas, organizaciones de la sociedad
civil, académicos y activistas de los nueve países latinoamericanos que
comparten el territorio amazónico.
El evento buscó articular las agendas sociales de los asistentes a fin de plantear
alternativas al modelo económico que, según expresaron en la declaración del Foro Nacional Perú, vulnera los derechos de los pueblos
indígenas y amenaza el medio ambiente.
Como fruto de las reflexiones y debates colectivos, protagonizados por las
diversas organizaciones, movimientos y redes de la panamazonía participantes,
así como por todo el proceso previo de casi año y medio de trabajos, se
concluyó con la CARTA de TARAPOTO. Documento que constituye una hoja de ruta
para las luchas de resistencia, propuesta y cambio para preservar la
panamazonía andina en el marco de un nuevo orden civilizatorio.
Cabe destacar que el Fospa fue un espacio
autónomo e independiente que desarrolló
la metodología del cuidado, es decir,
generó espacios radicalmente
horizontales de encuentro, inclusión, diálogo y negociación de la diversidad de
existencias, sentires, pensares, saberes y trascendencias, con la finalidad de
superar desigualdades, exclusiones, patriarcalismos, colonialidades y depredaciones
capitalistas.
A través de tres ejes comunes: Territorio, Cuidado de los bienes de la
naturaleza, y el eje transversal de Interculturalidad amazónica, andina y
costeña contó con nueve espacios de diálogo y debate: Mujeres
Panamazónicas-Andina, Cambio climático y Amazonía; Soberanía y seguridad
alimentaria; Megaproyectos y extractivismo; Educación Comunitaria Intercultural;
Juventud Panamazónica Andina; Ciudades para vivir en la Panamazonía-Andina; Descolonialidad
del Poder y autogobierno comunitario; y Comunicación Panamazónica para la vida.
De todo lo experimentado estos días, una de las experiencias más
significativas -para mí- fue el formato de convivencia en medio de la
naturaleza que se desarrolló en el espacio de jóvenes. Y es que la Mesa de Juventud realizó dos salidas de campo, una denominada ruta del “Toxi Tour” y al día
siguiente, la ruta del ‘Buen Vivir’, ambas se realizaron en las comunidades
nativas en Lamas.
La primera ruta mostraba a las poblaciones que sufren
problemas de contaminación del agua y aire, esto a raíz del vertimiento
de residuos líquidos a los ríos y quebradas. Mientras que la segunda ruta
manifestaba que es posible la resistencia y que la lucha por cuidar la tierra
es de todos los días. Es posible el buen vivir.
Luego de recorrer estas rutas, tomábamos tiempo para reflexionar lo que
habíamos visto y hacia qué compromisos concretos nos llamaba esas realidades.
Al finalizar el día, estas conclusiones se presentaban a toda la gente
congregada por el FOSPA, quienes participan en los otros espacios de diálogo.
Para mí, ha sido realmente inspirador ver el protagonismo de las y los líderes juveniles
en la defensa de la Amazonía (y lo andino), su biodiversidad y sus Pueblos, como
condición imprescindible para la vida de la humanidad.
Caminar en la Amazonía me ha hecho vibrar ¡Qué maravillosa es la creación de Dios! ¡Las luchas por el cuidado de la creación tienen rostros concretos! ¡Necesitamos seguir trabajando desde donde estamos por la defensa de nuestra casa común! Nuestra preocupación sigue latente por el futuro de las poblaciones más vulnerables y por las generaciones que vendrán, por ello seguimos articulando esfuerzos que nos lleven a vivir el Laudato Si. Toca pues seguir construyendo mejores condiciones para todas y todos. Es nuestro deber.
Caminar en la Amazonía me ha hecho vibrar ¡Qué maravillosa es la creación de Dios! ¡Las luchas por el cuidado de la creación tienen rostros concretos! ¡Necesitamos seguir trabajando desde donde estamos por la defensa de nuestra casa común! Nuestra preocupación sigue latente por el futuro de las poblaciones más vulnerables y por las generaciones que vendrán, por ello seguimos articulando esfuerzos que nos lleven a vivir el Laudato Si. Toca pues seguir construyendo mejores condiciones para todas y todos. Es nuestro deber.
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