Tuesday, November 27, 2018

Testimonio del Albergue San Carlos por Hma. Bertha Elena Flores CCVI

Memorias del Albergue San Carlos del Seminario de El Paso, Texas para los/las Inmigrantes Centroamericanos.


No hay palabras para describir lo que es un albergue, solo cuando se es testigo del alivio que otorga a tantas personas se alcanza a valorar y apreciar en toda su magnitud. Que bendición tan grande es formar parte de la solidaridad con los migrantes y cómo atrae cómo un iman la solidaridad de más personas e instituciones.

El centro de Saint Charles se mueve con un equipo de voluntarias en su inmensa mayoría mujeres 
mayores de 50 años que cubren los servicios de alimentación, hospedaje, lavandería, servicios de conexión telefónica con los parientes o personas que los recibirán, y servicios de transporte a las estaciones de autobuses o al aeropuerto.


Seminario San Carlos de El Paso, TX
Somos 10 voluntarias de tiempo completo, que vivimos en el albergue. Los voluntarios de alimentos vienen al mediodía y en la noche, y cubren algunos desayunos.  Nosotras llegamos el lunes 4 de noviembre a media mañana, e inmediatamente nos empezaron a mostrar las instalaciones y a describir las políticas y procedimientos de cada día. Nos explicaron que cada día llegan al albergue entre 30 y 40 personas, pero hay días que llegan 60 o 70, nuestra máxima capacidad es para 100. Vienen de Honduras, El Salvador, Guatemala y Brasil y permanecen en el albergue dos o tres Días.  

El desayuno se prepara aquí, y las voluntarias cubrimos el trabajo de cocinar y servir las mesas. Las comidas y cenas los preparan diferentes equipos de las parroquias de El Paso y lugares vecinos. Todos los días se lavan de 50 a 80 o más toalllas, y las sábanas de todos, las cobijas solo se desinfectan con spray. 

Un autobús trae a las personas todos los días de los Centros de Detención de Inmigración a los 8 diferentes albergues qué hay en El Paso, Texas. La mayoría de ellos pasan de 4 a 15 días detenidos en el Centro. Allí solo reciben un alimento al día y solo pueden bañarse una vez durante toda su estancia. La temperatura la conservan fría, así que cuando llegan al albergue vienen exhaustos y casi todos los niños llegan resfriados. La mayoría viajan con uno o dos niños, algunos con bebés.
El estrés varía de acuerdo al carácter de las personas. Una tarde una mujer que viajaba sola con su hijo de 5 años se desmayó cuando esperaba su turno para bañarse, el pobre niño lloraba y gritaba asustadisimo, por miedo a que su mamá pudiera morir. Fueron minutos que sentimos como horas, hasta que la mamá, una joven de 24 años recobró la conciencia.


Cuando llegan al albergue, lo primero que sucede después de darles la bienvenida, es pasar a registrarse y a hacer contacto telefónico con las personas que los recibirán en el pais: llaman a New Jersey, Maryland, Maine, New York, Massachusetts, Virginia, North Carolina, North Dakota, South Dakota, Indiana, Missouri, Kansas, California, Louisiana, Georgia, Florida, Texas, Nuevo México, para que les compren el boleto para su viaje, pues ellos llegan sin dinero. Cerca del lugar al que viajan deberán ir a la Corte.


Luego se les da ropa limpia y adecuada al lugar a donde viajarán, una bolsa con todo lo que necesitan para su aseo personal, una toalla, cobija y almohada y se les invita a que pasen a darse un baño con agua caliente, esto los ayuda a relajarse y a descansar, de ahí pasan a cenar. Siempre llegan con mucha hambre, conmueve hasta el alma ver como los bebés “devoran” la comida. Si se les cae un pedacito de comida con sus pequeñas manos lo recogen y se lo llevan a la boca, a veces pedacitos de comida que podrían ser considerados migajas...., es difícil contener las lágrimas cuando se presencia esto. No solo los bebés también los niños y los adultos. Al final de la cena el ambiente cambia y se empieza a sentir el efecto de la acogida fraterna y solidaria.

¿Y por qué se vienen?
La mayoría vienen huyendo de condiciones de extrema pobreza y de la violencia del crimen organizado, que sigue aumentando en Centroamérica. Ayer llegó un matrimonio de Guatemala con tres hijos, tuvieron que huir porque dos hombres encapuchados y armados exigieron que se les pagara la cuota por el pequeño negocio que tienen, al no recibir el dinero que ellos deseaban le dieron a él 6 balazos a quemarropa y lo dejaron por muerto. El trae las marcas todavía recientes de 6 balas que entraron y salieron de su cuerpo, así que tiene 12 cicatrices, 10 de ellas alrededor de la cintura, y del corazón, una de las balas rompió un hueso del brazo, y trae una placa y 6 tornillos. Vive por la gracia de Dios.


Ayer llegaron tres niñas con sus cabecitas llenas de piojos y liiendres, las tres estaban muy asustadas y lloraban. Gracias a Dios tenemos un excelente botiquín y había un tratamiento, así que pudimos dar el tratamiento inicial, se corrio la voz de que yo era excelente para tratar este problema! Y quedaron en mandarme a los clientes en caso necesario.


Todos los días hemos tenido casos de resfriados, algunos llegan muy enfermos. Ayer llegaron un niño y una niña con varicela. Inmediatamente el doctor tomo las precauciones necesarias, pues todos los días se da una vuelta después de su trabajo.


Los niños son una lección viviente de lo que es la resiliencia, llegan agotados, tristes, nerviosos, al día siguiente, los vemos jugando fútbol, en el jardín seco de invierno del seminario, Felices! Riendo! Generalmente se les unen los papás. Las mamás cuidan a los más chiquitos y a los enfermos.


Los días se pasan y las energías se agotan, a la semana hay que hacer una pausa para recobrar fuerzas.


Escrito por Bertha Elena Flores CCVI

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