[Perú] El niño costero ha permitido visualizar las consecuencias
de la corrupción en la vida cotidiana de la población: carreteras, puentes y
todo tipo de obra pública mal hecha, que sucumbe ante el primer embate de la
naturaleza y trastoca la vida de los ciudadanos, debido a que los responsables
de su ejecución se apropiaron de parte de los fondos destinados para esas
obras. No es que “la ingeniería tiene un límite que siempre es superado
por la naturaleza” como
dijo Luis Castañeda Lossio, alcalde de Lima, sino que la corrupción no ha
dejado actuar a la Ingeniería.
El niño costero ha puesto
en evidencia el proceder corrupto de autoridades regionales y locales que en connivencia con traficantes de terrenos
han permitido el asentamiento de poblaciones en zonas vedadas, como lo acaba de
evidenciar el caso del alcalde de Chilca. Esto ha originado que, según la Autoridad Nacional del Agua (ANA),al 2016 existan 563 poblaciones
vulnerables a la activación de quebradas (huaycos), con 53 mil viviendas y 518
mil pobladores en riesgo[1].
Esperemos que lo sucedido
permita que la población reflexione sobre la tan aceptada frase de “todos roban, lo importante es que se haga
obra”, y comprenda que lo importante es que la obra se haga sin robar y
pensando en el largo plazo, teniendo en cuenta una naturaleza tan difícil como
la peruana. Eso exige elegir autoridades que tengan un gran sentido de
responsabilidad, compromiso con el bien común y honestidad; y no a personas que
solo buscan entrar a la política para enriquecerse. También nos
debería llevar a pensar que no todos los
candidatos que vienen con mucho dinero, son por eso, buenos candidatos; en
muchos casos no sabemos de dónde viene su dinero y el tal dinero viene con compromisos tomados que alimentan la
corrupción como estilo de gobierno.
Lo sucedido también plantea la
urgencia de cambios sustanciales en el
ordenamiento legal e institucional para frenar la corrupción en el manejo de
los fondos públicos.
+ La regionalización
La corrupción que nos aflige es
un gran obstáculo para las tareas de reconstrucción. Justamente una de las
preocupaciones actuales es cómo asegurar que el dinero destinado para la
reconstrucción no termine en las manos de autoridades corruptas. Sin embargo nos parece que esta
preocupación, legítima por lo demás, no debe llevar al gobierno central a dejar
de lado a las autoridades locales y regionales. Actualmente vemos un interés
mediático grande en destacar sobre todo la corrupción en los niveles regionales
y locales.
Hoy, con el argumento de la
corrupción, asistimos a un serio cuestionamiento de la regionalización,
hablándose con frecuencia incluso del fracaso de la misma, olvidando que la
corrupción no está circunscrita a ese nivel y que es un problema nacional, que
también abarca al Ejecutivo. Basta con recordar
que los ex presidentes Fujimori, Toledo, García y Humala están con serios
cuestionamientos al respecto.
También se olvida lo señalado por
un editorial de La República “Desde el
inicio del proceso (de regionalización) se ha producido un desarrollo sin
precedentes de las regiones peruanas (…) más de la mitad de las regiones
durante varios años ha crecido por encima del crecimiento del Producto Bruto
Interno (PBI) nacional, en tanto que la intensidad en la construcción de
infraestructura básica en los últimos 10 años aumentó notablemente respecto de
las décadas precedentes”[2].
El
Economista Richard Webb da cifras que respaldan lo afirmado por La República. Él destaca que “el gasto público en
las áreas rurales crece aún más por la descentralización y es mayor el impulso
a los programas nacionales de
infraestructura”[3]. Para Webb es ese
desarrollo de infraestructura lo que ha permitido el progreso en las zonas
rurales.
+ La responsabilidad
empresarial
Es curiosa la posición de los
medios de comunicación, sumamente críticos con el rol jugado por el proceso de
regionalización en la corrupción, pero invisibilizan totalmente la
responsabilidad del sector empresarial en la misma. Acostumbrados a ese
discurso, cuando en el país hablamos de
corrupción siempre nos centramos en el sector público, y el sector privado
aparece libre de toda mancha. Pero no es
así. Tampoco hay que olvidar la corrupción en el sector empresarial, sector que
probablemente juegue un rol central en la reconstrucción actual.
El economista Oscar Ugarteche señalaba que “En el Perú, la corrupción de la década del 90
estuvo concentrada en un pequeño núcleo del sector empresarial, que asaltó al
Estado, donde políticos y empresarios del régimen se unieron para canibalizar
US$7.000 millones provenientes de la privatización”[4].
En el caso Odebrecht, que actualmente
remece los cimientos de la política peruana, el periodista Angel Paéz señala que su
representante Barata ha declarado que Graña y Montero, ICCGSA y
JJC Contratistas Generales, las más importantes ejecutoras de obras públicas
del Estado en los últimos 15 años y
socios de Odebrecht en el caso de la licitación de los tramos 2 y 3 de
la Interoceánica Sur durante el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), estuvieron de acuerdo en abonar el dinero
para las coimas[5].
Tampoco
hay que olvidar que cuando se dio a conocer la gran corrupción de la década
fujimorista los gremios empresariales, se
mostraron renuentes desde el inicio a cualquier investigación de la corrupción
en el sistema bancario, empresas transnacionales, medios de comunicación o de
la renegociación de la deuda externa; con el argumento de que ello afectaría
“la confianza” de los inversionistas. Lamentablemente hoy muchos de ellos están
en una posición similar, que no ayuda en los esfuerzos anti-corrupción que
requiere nuestro país.
Escribe: Pilar Arroyo
Publicación original de http://bcasas.org.pe
[1] ) Cf. Armando Mendoza “Desigualdad y el Niño Costero: un desastre
no natural” nota 6 en Revista Intercambio
(Compañía de Jesús), edición n. 37.
[2] )”Un tema escondido”. Propuestas claras
sobre la descentralización en los próximos cinco años” Editorial de La República del 5 de diciembre del
2015.
[3] ) Richard Webb Conexión y Despegue Rural (Lima, Universidad San Martín de Porres, 2013) 271 p.156,157,158, 159 y 166. El libro se puede bajar de:
http://institutodelperu.org.pe/descargas/conexion_y_despegue_rural_25.03.13.pdf
[4] ) O. Ugarteche “Crisis global: La epidemia comenzó en EE.UU.”En Oxfam Pobreza,
desigualdad y desarrollo en el Perú. Informe Anual 2008/2009 p.25.
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