Wednesday, December 9, 2015

Las mujeres, víctimas y actores claves frente al cambio climático

Los ciclones registrados en Bangladesh en 1991 terminaron con la vida de casi 140.000 personas, de las que el 90% eran mujeres. Casi dos décadas después, en 2008, dos tercios de las casi 150.000 víctimas de Myanmar durante el ciclón Nargis fueron mujeres, según datos del Banco Mundial. Las cifras revelan una preocupante realidad: cuando ocurre un desastre, las mujeres tienen mayores probabilidades de morir que los hombres.
Nadie duda que el cambio climático es un problema global, que impacta tanto en el aspecto económico, social, como en el político. Sin embargo, no afecta por igual a toda la población, particularmente a las mujeres. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) señala que los eventos climáticos extremos impactan más en los países y personas con mayor situación de pobreza, entre quienes las mujeres representan el 70%.
Así, los estudios demuestran que los hombres y las mujeres son vulnerables al cambio climático de manera diferenciada y que los primeros disponen de más medios para adaptarse ante las adversidades. Es más, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) alerta que las mujeres constituyen una de las poblaciones más vulnerables al clima y que, a medida que aumenta el impacto del calentamiento global, crece también la vulnerabilidad hacia este grupo.
“El cambio climático es un multiplicador de amenazas; que agrava la pobreza y socava todos los aspectos del desarrollo y la seguridad humana”, señala Mary Robinson, Embajadora Especial de Naciones Unidas para Cambio Climático.
La disparidad de género no sólo se limita a los desastres naturales, sino que afecta en todas las esferas. ONU Mujeres alerta que las mujeres dedican una cantidad desproporcionada de tiempo a buscar alimentos, combustible y agua, o a trabajar con los cultivos.
Así, aunque las mujeres representan el 43% de los trabajadores de la agricultura en los países en desarrollo y generan hasta el 80% de la producción de alimentos en algunas regiones, tienen mucha más dificultad para obtener financiación que los hombres, señala la FAO.
“Sólo el 7% del total de las inversiones agrícolas son otorgadas a las mujeres y solo el 5% tiene acceso a los servicios de extensión agrícola. Si mujeres y hombres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos, los rendimientos en sus granjas podrían aumentar entre 20% y un 30%, lo que reduciría el número de hambrientos en más de 100 millones de personas”, afirma Segolene Royal, ministra francesa de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía.

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