(Por: Isac Roque - Joven Pre-Asociado CCVI - Perú) Hace unos días estuve
en Ciudad Juárez, México; ubicada en el desierto del norte mexicano, Ciudad
Juárez pertenece al estado de Chihuahua y colinda con El Paso, Texas (EE.UU.).
Tuve la impresión que esta fronteriza ciudad está resquebrajándose. Y es que
centenares de inmigrantes están como
detenidos en Ciudad Juárez. Ellos y ellas, en su mayoría centroamericanos y
caribeños, permanecen en Ciudad Juarez aún con el sueño de ingresar a Estados
Unidos. Esto podría ser por la drástica medida que el gobierno de México
estableció: un mayor control migratorio. Quizá, una carga muy pesada para la
población en Ciudad Juarez y para quienes llegan a esta Ciudad con la esperanza
de una vida digna.
Al parecer México está
aplicando más medidas de control en sus fronteras y en rutas migrantes a partir
del Acuerdo al que llegó con Estados Unidos el 7 de junio pasado. Algunas
personas indican que este Acuerdo fue negociado luego de que el flujo se
disparó y el presidente estadounidense Donald Trump amenazará con cobrar
aranceles a los productos mexicanos. Cabe mencionar que la administración de
Trump comenzó en enero la aplicación del protocolo para que migrantes de
terceros países esperen su proceso de asilo en México, una medida sin
precedente y con la que busca desalentar la migración de centroamericanos a su
país.
Por ello, alrededor de
2.100 migrantes están alojados en albergues de iglesias y en un refugio abierto (desde agosto) por el gobierno mexicano, mientras que organizaciones
civiles y habitantes han estado donando alimentos y ropa. Pero no a todos esto
les parece bien y creo yo, tampoco es suficiente. Es inevitable ver la tristeza
en las calles, pero también es inevitable mirar la esperanza de cientos de
personas que buscan una vida mejor. Es grandioso encontrarse con gente que se
ha abierto a la acogida y solidaridad. Es alentador ver a gente que es con sus
actos puentes de esperanza. Son personas que defienden la vida.
Me permito decir en voz
alta: ¡no “normalicemos”! Esto no es normal. Esta realidad está frente a nosotros, forma parte de
la vida diaria. Nos guste o no, existe la extrema pobreza; hay gente que está caminando, luchando, por vivir. Aún hay personas que no pueden permanecer en su país porque no tienen condiciones básicas de vida. Todos y todas podemos,
debemos actuar. Precisamos denunciar las injusticias, la incompetencia de las autoridades que
hacen ‘vista gorda’ a esta realidad y
no plantean soluciones de fondo.
Recuerda, por favor, muchos
de los migrantes huyen de sus países por la violencia, crisis social o
política… están buscando vivir. La migración es su único camino. El tema de
fondo es que todos somos parte de una misma tierra, todos somos humanos y las
fronteras solo existen en nuestras mentes. No seamos indiferentes ni mucho
menos generemos odio con nuestras palabras ( o 'chistes'). Busquemos ser puentes de encuentro, de esos puentes del
que les compartía líneas arriba: personas que defienden la vida todos los días.