Nuestros corazones se rompen al encontrarnos una vez más cara a cara con el odio racial y la violencia armada que infectan nuestra tierra. Los miembros de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas extienden sus condolencias a la comunidad de Buffalo y a todos los que perdieron a sus seres queridos, amigos y vecinos, y decimos una vez más que la violencia y la supremacía blanca no pueden permanecer. Y sabemos que no es suficiente.
El racismo es un virus, tan mortal como el COVID-19, que ha infectado a nuestra nación desde su creación y hasta que no lo abordemos, la gente de color seguirá muriendo y nuestra nación seguirá sangrando. El racismo, ya sea el racismo institucional que privilegia a unas(os) a costa de otras(os) o los actos cotidianos de odio y discriminación, nos disminuye a todas(os). Niega la verdad más profunda: que todas(os) hemos sido creadas(os) a imagen y semejanza de Dios y que cada una(o) de nosotras(os) tiene derecho a vivir con dignidad y respeto.
Como religiosas en una organización predominantemente blanca, reconocemos cómo hemos sido privilegiadas. Lamentamos nuestro silencio ante la ideología de la supremacía blanca y reconocemos nuestra complicidad en el racismo institucional. Pedimos perdón a nuestras hermanas y hermanos de color y rezamos por la curación de nuestra nación. Y sabemos que eso no es suficiente.
Ha llegado el momento de actuar con valentía y decisión. Nos comprometemos a alzar la voz y a actuar para poner fin a la violencia y a la supremacía blanca que nos ha costado muy caro. Tras el horror de Búfalo, nos dedicamos de nuevo al compromiso de la LCWR de desmantelar el racismo sistémico y el privilegio de las(os) blancas(os) y efectuar un cambio transformador en nuestros corazones, nuestra organización y nuestra sociedad, y nos comprometemos de nuevo a construir la comunidad amada de Dios. No permitiremos que la violencia y la supremacía blanca se mantengan.
El racismo es un virus, tan mortal como el COVID-19, que ha infectado a nuestra nación desde su creación y hasta que no lo abordemos, la gente de color seguirá muriendo y nuestra nación seguirá sangrando. El racismo, ya sea el racismo institucional que privilegia a unas(os) a costa de otras(os) o los actos cotidianos de odio y discriminación, nos disminuye a todas(os). Niega la verdad más profunda: que todas(os) hemos sido creadas(os) a imagen y semejanza de Dios y que cada una(o) de nosotras(os) tiene derecho a vivir con dignidad y respeto.
Como religiosas en una organización predominantemente blanca, reconocemos cómo hemos sido privilegiadas. Lamentamos nuestro silencio ante la ideología de la supremacía blanca y reconocemos nuestra complicidad en el racismo institucional. Pedimos perdón a nuestras hermanas y hermanos de color y rezamos por la curación de nuestra nación. Y sabemos que eso no es suficiente.
Ha llegado el momento de actuar con valentía y decisión. Nos comprometemos a alzar la voz y a actuar para poner fin a la violencia y a la supremacía blanca que nos ha costado muy caro. Tras el horror de Búfalo, nos dedicamos de nuevo al compromiso de la LCWR de desmantelar el racismo sistémico y el privilegio de las(os) blancas(os) y efectuar un cambio transformador en nuestros corazones, nuestra organización y nuestra sociedad, y nos comprometemos de nuevo a construir la comunidad amada de Dios. No permitiremos que la violencia y la supremacía blanca se mantengan.
La LCWR es una asociación de líderes de congregaciones de religiosas católicas en los Estados Unidos. Cuenta con cerca de 1300 miembros, que representan a más de 38.800 religiosas en Estados Unidos. Fundada en 1956, la LCWR ayuda a sus miembros a llevar a cabo, en colaboración, su servicio de liderazgo para promover la misión del Evangelio en el mundo actual.
Publicación original en:
https://lcwr.org/news/violence-and-white-supremacy-cannot-stand