
La oradora principal de la convocatoria fue Cynthia Moe-Lobeda, profesora de Ética Social y Teología en la Escuela de Divinidad de la Iglesia del Pacífico. Su último libro es "Resistir al Mal Estructural: el Amor Como Vocación Ecológica-Económica." Su discurso se centró en temas de su libro más reciente, que incluyó lo que nos motiva en nuestro trabajo para el cambio sistémico, las herramientas de cambio sistémico, las raíces del poder moral y las herramientas de resistencia. Nos recordó que "amar significa interrumpir la injusticia sistémica". Esto es parte de nuestro llamado vocacional, encarnar el amor de Dios en el mundo, cual significa trabajar por la justicia, la paz y el cuidado de la creación.
· Necesitamos tener una "visión crítica mística" que significa: 1) ver claramente lo que está pasando y desenmascarar el mal sistémico que trata de presentarse como bueno; 2) ver qué alternativas ya están en proceso de ser realizados o crear nuevas realidades; 3) reconocer los poderes sagrados que actúan en el universo para el bienestar de toda la creación.
· El cambio climático es una manifestación de privilegios de los blancos y privilegios de la clase alta. Los que tienen más privilegio están contaminando a aquellos con el menor privilegio. La mayoría de los refugiados climáticos son africanos y asiáticos.
· Haciendo poco a nada contribuimos activamente a la opresión y al mal sistemático.
· Venimos de una rica herencia de "férreos subversivos ferozmente amantes". ¿Conocemos y compartimos estas historias? ¿Cuál es la historia de la que nos vemos parte?
· De la sabiduría de Ireneaus de León, somos "criaturas de barro", húmedas por el rocío del Espíritu Santo para que podamos ser continuamente moldeadas por la Palabra (Jesús) y la Sabiduría (Espíritu) de Dios en quienes estamos destinados a ser. ¿Cómo mantendremos nuestra humedad?
· Pando es una vasta red de árboles de Aspen con sistemas de raíces interconectados. Ella utilizó esa imagen para reflexionar sobre cómo podemos construir sistemas de raíces más fuertes unos con otros para mantenernos unos a otros nutridos y húmedos con el Espíritu Santo.
· Necesitamos resistencia (detener el mal sistemático) y reconstrucción (crear nuevos sistemas justos).
· La acción en un nivel de la sociedad afecta a los demás (individuos, familias, instituciones civiles, empresas, gobierno).
· Hay muchas opciones para tomar acciones, y todas son necesarias. Estos incluyen: cambios en el estilo de vida, defensa legislativa, organización comunitaria, educación y concienciación, testimonio público, alternativas económicas, servicio directo a los necesitados, adoración y oración y reflexión teológica.
Durante el resto de la convocatoria hubo
tiempo para conversaciones, construcción de relaciones y sesiones de trabajo
sobre inmigración y refugiados, trata de personas, no-violencia evangélica,
feminismo, defensa legislativa, Laudato Si y cuidado de la creación, y racismo.
Muchos de estos temas y acciones son temas en los que las Hermanas de la
Caridad del Verbo Encarnado ya están activamente involucrados y Jennifer compartió
acerca de algunas de las formas en que los CCVIs han participado en la oración,
la educación y la acción alrededor de la no violencia, la trata de personas, y
el cuidado de la creación.
En el último día
de la convocatoria, cada mesa tuvo tiempo para reflexionar sobre las siguientes
dos preguntas: 1) ¿Qué necesita para asegurar un ministerio vital de JPIC en
las congregaciones religiosas femeninas que trabajan hacia el cambio
sistémico? 2) ¿Cómo podemos ayudar a los miembros del LCWR (coordinadores de
justicia para mujeres religiosas) a fomentar esta organización?
Hubo muchas buenas ideas y esperanzas compartidas para continuar apoyándonos y trabajando juntas para el cambio sistémico como congregaciones religiosas de mujeres. Hubo un apoyo fuerte para seguir teniendo estas convocatorias nacionales cada dos años, y en los años fuera de tratar de tener más reuniones regionales.

Hubo muchas buenas ideas y esperanzas compartidas para continuar apoyándonos y trabajando juntas para el cambio sistémico como congregaciones religiosas de mujeres. Hubo un apoyo fuerte para seguir teniendo estas convocatorias nacionales cada dos años, y en los años fuera de tratar de tener más reuniones regionales.
Después de reunirnos durante tres días en oración, educación y reflexión, nos fuimos con un renovado sentido de esperanza, energía y compromiso con el trabajo de justicia, paz y cuidado de la creación, sabiendo que estamos en la lucha juntas/os y estamos continuando una larga y poderosa historia de fiel resistencia a la injusticia y al mal, todo ello en nombre de nuestro Dios amoroso.
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