Friday, May 31, 2019

Día Mundial de los Refugiados

En un mundo donde la violencia obliga a miles de familias a abandonar sus hogares para salvar sus vidas, es el momento de demostrar que todos estamos de parte de los refugiados.

Los refugiados son personas que huyen del conflicto y la persecución. Su condición y su protección están definidas por el derecho internacional, y no deben ser expulsadas o devueltas a situaciones en las que sus vidas y sus libertades corran riesgo. Por otro lado, están los desplazados internos, que son personas que huyen de sus hogares por causas parecidas a las que motivan la huida de los refugiados, pero que no cruzan una frontera internacional.

En la actualidad presenciamos los niveles de desplazamiento más altos jamás registrados.

Una cifra sin precedente de 68,5 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a huir de sus hogares. Entre ellas hay casi 25,4 millones de personas refugiadas, más de la mitad menores de 18 años.

Además, se estima que hay 10 millones de personas apátridas a quienes se les ha negado una nacionalidad y acceso a derechos básicos como educación, salud, empleo y libertad de movimiento.

En la actualidad, en todo el mundo, cada dos segundos una persona se ve obligada a desplazarse como resultado de los conflictos y la persecución. El trabajo de ACNUR, el organismo de las Naciones Unidas para los refugiados, es más necesario que nunca.

En junio de 2016, ACNUR lanzó la campaña #ConLosRefugiados para pedir a los gobiernos que colaboraran y cumplieran con su deber en relación a los 65,6 millones de personas que se encuentran en esta situación.

En el Día Mundial de los Refugiados, que se celebra cada 20 de junio, conmemoramos su fuerza, valor y perseverancia. Esta celebración nos brinda la oportunidad de mostrar nuestro apoyo a las familias que se han visto obligadas a huir.


Campaña de la ONU

La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967
Los refugiados se encuentran entre las personas más vulnerables del mundo. La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967 constituyen los instrumentos legales únicos que amparan la protección internacional de los refugiados. Según sus provisiones, los refugiados merecen como mínimo los mismos estándares de tratamiento que el resto de extranjeros en un país y, en muchos casos, el mismo tratamiento que los nacionales.

La Convención de 1951, que define quien es un refugiado, contiene una serie de sus derechos y también pone de relieve sus obligaciones hacia el país de acogida. La piedra angular de la Convención es el principio de no devolución. De acuerdo con este principio, un refugiado no debe ser devuelto a un país donde se enfrenta a graves amenazas a su vida o su libertad. Esta protección no puede reclamarse por los refugiados que están considerados un peligro razonable para la seguridad del país, que hayan sido condenados por un delito particularmente grave o que se consideren un peligro para la comunidad.

Los derechos contenidos en la Convención de 1951 incluyen:
  • El derecho a no ser expulsado, excepto bajo ciertas condiciones estrictamente definidas;
  • El derecho a no ser castigado por entrada ilegal en el territorio de un Estado contratante;
  • El derecho al empleo remunerado;
  • El derecho a la vivienda;
  • El derecho a la educación pública;
  • El derecho a la asistencia pública;
  • El derecho a la libertad de religión;
  • El derecho al acceso a los tribunales;
  • El derecho a la libertad de circulación dentro del territorio;
  • El derecho a emitir documentos de identidad y de viaje.

Algunos derechos básicos, incluido el derecho a ser protegidos contra la devolución, se aplican a todos los refugiados. Un refugiado adquiere el derecho a otros derechos cuanto más tiempo permanezcan en el país anfitrión, derecho basado en el reconocimiento de que cuanto más tiempo permanecen en calidad de refugiados, más derechos necesitan.


Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados se estableció el 14 de diciembre de 1950 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La Agencia tiene el mandato de dirigir y coordinar la acción internacional para proteger y resolver los problemas de los refugiados en todo el mundo. Su objetivo principal es salvaguardar los derechos y el bienestar de los refugiados. Se esfuerza por garantizar que todos puedan ejercer el derecho a solicitar asilo y encontrar refugio seguro en otro Estado, con las opciones de regresar a sus hogares de forma voluntaria, de integrarse locamente o de reasentarse en un tercer país.

El mandato del ACNUR se distingue de otros agentes humanitarios, porque proporciona protección internacional a los refugiados que no gozan de la protección de sus gobiernos. También reconoce que se necesitan la cooperación y el apoyo internacional para complementar los esfuerzos del país anfitrión, que tiene la responsabilidad primordial de satisfacer las necesidades de los refugiados.

El 2011 estuvo marcado por una sucesión de crisis importantes de refugiados. Solamente los conflictos en Côte d'Ivoire, Libia, Somalia y Sudán obligaron a más de 800.000 personas a huir los países vecinos, la cifra más alta en más de una década. Además, se estima que 3,5 millones de personas fueron desplazadas dentro de las fronteras de sus países, una quinta parte más que en 2010. A finales de 2011, unos 42,5 millones personas en el mundo eran consideradas como desplazados por la fuerza debido a los conflictos y la persecución. Ellos incluyen 15,2 millones de refugiados: 10,4 millones bajo el mandato del ACNUR y 4,8 millones de refugiados palestinos inscritos en el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA).


Reconstruyendo vidas en paz y en dignidad
La ACNUR proporciona protección legal a los refugiados y busca soluciones duraderas a sus problemas, ayudándoles ya sea a regresar voluntariamente a sus hogares o a que se asienten en otros países. Su objetivo es ayudar a los refugiados y a otras personas desplazadas por la fuerza a reconstruir sus vidas en paz y con dignidad.

La agencia tiene como objetivo defender los derechos de todas las personas desplazadas, entre ellas mujeres, niños, personas mayores y personas con discapacidad. Busca reunirlos con sus familias, protegerlos de la explotación sexual, el abuso, la violencia y el reclutamiento militar, y ofrece educación y formación, servicios de salud, etc.

Cuando hay una afluencia masiva de refugiados o de desplazados internos en una región, el ACNUR puede enviar a 300 personas cualificadas en menos de 72 horas después de una crisis y dirige las actividades de socorro para proporcionar refugios de emergencia (campamentos, centros de acogida, refugios improvisados) y suministrar bienes esenciales tales como tiendas de campaña, mantas y lonas de plástico.

La ACNUR también ayuda a construir clínicas, escuelas y pozos de agua para los habitantes del refugio y les da acceso a la atención médica y apoyo psicosocial durante su exilio. Coordina las actividades de reunificación familiar y los programas de desmovilización, de desarme y la integración de los niños vinculados a las fuerzas armadas.


Repatriación e integración
La repatriación voluntaria de un refugiado a su país o región de origen es considerada la solución más deseable de todas. A su regreso a casa, el ACNUR organiza visitas regulares de seguimiento y proporciona información de seguridad mientras participa en las actividades de reconciliación comunitaria y proporciona ayuda legal.

Los refugiados que no pueden regresar a sus hogares a menudo se intengran localmente en las sociedades de acogida o el reasentamiento en un tercer país. En tales casos, el ACNUR apoya los programas de integración, como la orientación cultural, su idioma y la formación profesional, y ofrece asesoramiento jurídico y apoyo psicológico para garantizar que las personas estén bien integradas y reasentadas pacíficamente en las sociedades.

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