Entre 1900 y 1930, los obreros textiles llegaron a constituir el 14% de la PEA de Lima (4,880 personas aproximadamente). Familias enteras trabajaban en las fábricas, donde las mujeres llegaron a ser hasta el 60 % de la fuerza laboral y el empleo de menores era generalizado. Aunque los trabajadores eran mayormente mestizos y costeños, todos eran “cholos” para los gerentes blancos y extranjeros, cuyo trato con ellos variaba entre el paternalismo bonachón y la explotación descarada.
Los textiles entonces tenían un sistema de pago a destajo y con jornadas laborales de hasta 16 horas. Aunque las fábricas eran modernas por su tiempo, la salud de los trabajadores estaba amenazada por el constante ruido de las maquinas, el polvo y la fría humedad. Pero en estas condiciones los textiles lograron formar una fuerte organización sindical, que con huelgas y protestas conquistó la jornada de las ocho horas para todos los obreros peruanos – en 1918 -- y otros derechos laborales fundamentales.
Un siglo después, la industria textil en Perú es mucho más grande, diversa y globalizada. Hoy la cara del sector es Gamarra, y no la W. R. Grace. Según diversas fuentes, hoy abarca mas de 180,000 trabajadores, con una tasa de sindicalización de apenas 5% y negociación colectiva casi inexistente. Aparentemente, la mayoría hoy labora más de ocho horas, su pago sigue siendo por destajo, y hay bastante insatisfacción con el trabajo. Sin embargo, encuestas y testimonios indican que muchos – como éstas tres mujeres -- temen ser despedidos si forman un sindicato. Leer más