Creemos
en la bondad y el valor de las mujeres,
en
nuestra fuerza y salud, en nuestra
capacidad
de llorar, en nuestra capacidad
para
sostenernos mutuamente en lugar de ser
rivales,
en nuestra capacidad de responder a
las
demandas de los hijos y de cargar con el
peso
de la vida diaria en nuestra apertura y
fuerza
para seguir trabajando, en nuestro ser
espiritual
y terrenal, lleno de vida, nacimiento
y
muerte.
Afirmamos
la historia de las mujeres como la
historia de la humanidad. Somos
recolectoras de frutos,
campesinas,
criadoras, educadoras, pioneras,
tejedoras,
costureras; formamos hogares y
somos
obreras, somos madres,
científicas, médicas,
amas de casa, y economistas;
damos la vida;
somos trabajadoras ocultas sin
salario en
casa y trabajadoras asalariadas
fuera de la
casa. Reconocemos esta diversidad
y
versatilidad.
Nos alegramos en nuestra intuición y en
nuestra
lógica.
Confesamos nuestras fallas, nuestra
fragilidad e
imperfecciones,
pues hemos aceptado la
violencia
y la injusticia en las relaciones
entre
hombre y mujeres.
Esperamos el futuro con fe y esperanza,
trabajando
porque llegue el día en que
nosotras
y todas nuestras hermanas ya no
tengamos
que adaptarnos al estereotipo, sino
que
seamos todas libres para expresarnos tal
como
somos y para compartir todos los
beneficios
de la vida humana y del trabajo.
Esperamos el tiempo de paz, cuando la
violencia
desaparezca y hombres y mujeres
podamos
amar y ser amados y amadas, y el
trabajo
y la riqueza de nuestro mundo sean
justamente
compartidos.
*Autora Anónima
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