Adolfo Perez Esquivel - Los Desposeídos |
El padre Gustavo
Gutiérrez, OP lo expresa bastante bien ‘La
pobreza no solo es una cuestión social, es una cuestión teológica, una cuestión
central en el mensaje cristiano’; desde este entendimiento les presentamos
nuestra intuición y esperamos sea de ayuda para su itinerario espiritual.
LA POBREZA
INTENSAMENTE
PRESENTE
Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer / Mateo 25, 35
La pobreza nos recuerda los rostros de aquellos a quienes
no se le reconoce sus derechos. Y esta se expresa en diversas realidades tanto
en lo económico, social, cultural, etc.
Es interpelante que en países tan creyentes la inequidad resulte
ser una manifestación de la desvinculación de la espiritualidad con las
acciones prácticas. Por ejemplo, es
inaceptable que en América Latina el 1% de la
población concentre el 43% de la riqueza del país como sucede en México[1] y que
en Zambia el 42% de la población viva en
extrema pobreza[2].
“…porque la raíz de todos los males es el amor al dinero,
el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe” (1 Tim 6, 10)
Es interesante reflexionar que en nuestras sociedades se
fomenta el consumismo y el ‘desarrollo’ a costa del vulnerable con el afán de ‘enriquecerse’.
Pero no sólo quienes lideran las listas de las revistas económicas de los/as
más ricos del mundo (como Forbes) tienen una responsabilidad frente a la situación
humana y ecológica –actual- de nuestro planeta; también es la falta de interés
de muchas(os) que va desde la resignación cómoda, la negación del problema a
la indiferencia o la confianza ciega en las soluciones técnicas; explica el Papa
Francisco en la encíclica Laudato Si.
“¿Cuál de estos piensas
que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los ladrones?—El que se
compadeció de él —contestó. Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús” (Lc 10, 36-37)
A diferencia de la pobreza espiritual entendida como el
poner la vida en manos de Dios; la pobreza estrictamente hablando, nunca es
buena porque maltrata, explota y excluye.
En Perú, el rostro
de la pobreza tiene como característica ser una
persona que tiene lengua materna nativa, que realiza trabajo familiar no
remunerado o bien se dedica a actividades primarias o extractivas como la agricultura,
pesca y minería[4];
mientras que en Estados Unidos la pobreza tiene rostro negro y femenino (26% de
afroamericanos) e hispano (24%). En Irlanda es la niñez la más vulnerable, pues
el 11% vive en pobreza.
Esta fragmentación social muestra que el ‘crecimiento’ de
los últimos dos siglos no ha significado en todos sus aspectos un verdadero
progreso integral y una mejora de la calidad de vida[5] como
lo señala el Papa Francisco.
No podemos ignorar a los pobres en medio de nosotras(os),
tampoco podemos esperar a que alguien más actúe. La Iglesia nos impulsa desde
las primeras comunidades cristianas, el Concilio Vaticano II, los diversos
documentos eclesiales latinoamericanos (Medellín, Puebla, Santo Domingo y
Aparecida) a dar una respuesta hoy y es que como señalan los obispos[6] en Estados
Unidos: ‘como seguidores de Cristo, asumir el reto de una fundamental opción
por los pobres es devolver la voz a los sin voz, defender a los indefensos,
evaluar los estilos de vida, las políticas y las instituciones en términos de
su impacto en los pobres’.
Preguntas de reflexión personal
1) ¿Qué puedes hacer para cambiar la estructuras injustas
que mantienen a las personas en pobreza?
2) ¿Cómo nuestra Espiritualidad de la Encarnación
nos llama a responder a los pobres que están cerca de nosotras(os)?
3) En el encuentro con los pobres ¿Cuáles son las gracias
y desafíos que interpelan tu modo de vivir?
No es de tu propia posesión que estas dando a los pobres,
lo único que estas haciendo es reponer lo que a ellos les pertenece por derecho. Porque todo se nos fue dado para el uso de
todos, y tú lo has tomado como
propio. La tierra no sólo le pertenece a
los ricos,
sino a todos. Entonces, no es que estés dando
generosamente,
sólo estas pagando tu deuda a los demás. /San Ambrosio/
No comments:
Post a Comment