Nuestra
hermana destacada de este mes es Sor Maricela
Martinez, una religiosa enviada a compartir el gozo y la
esperanza, en medio de las luchas y expectativas de las y los migrantes en
Michigan. Te invitamos a leer estas líneas,
campos donde acontece el Reino.
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En nuestras constituciones como
Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado (CCVI) leemos sobre el legado de nuestro
fundador, Mons. Claudio Ma. Dubuis escribió: “Nuestro Señor Jesucristo,
sufriendo en una multitud de enfermos y desvalidos de todas clases, espera el
alivio de vuestras manos.” Const. CCVI No. II. Motivada por el evangelio de
Cristo, por ésta carta fundacional, y por el llamado del Papa Francisco a ser discípulo(a)
misionero(a), deseo compartirles mi experiencia de encuentro, diálogo y crecimiento con personas extraordinarias.
Durante el verano del 2014 tuve
contacto con las familias migrantes en territorio de la Diócesis de Grand Rapids,
MI. Este primer encuentro con las
familias me brindó la oportunidad de mantener actitud de aprendizaje,
identificar un proceso de acompañamiento y colaborar en la tarea evangelizadora.
Actualmente el trabajo misionero se
desarrolla de manera conjunta con las Parroquias de St. Francis de Sales en
Holland, la Parroquia de St. Patrick-St. Anthony en Grand Haven y St. Mary´s en
Muskegon. En aquel entonces y ahora, se da la oportunidad de visitar a las familias migrantes en los campos
aledaños a Holland, Grand Haven y Muskegon. La familias que se encuentran en estos espacios son originarias
de México, Guatemala y el Salvador.
Encuentro fundamental dedicar
tiempo a las familias para escuchar sus
historias con sus esperanzas y temores. Mi tarea es conectarlos con diferentes
instituciones de atención al inmigrante. Cada conversación me brinda mayor entendimiento
sobre los desafíos que enfrentan en sus largas jornadas para cruzar la frontera
entre México y los Estados Unidos e integrarse al ambiente laboral en los campos. Recuerdo por
ejemplo, un matrimonio de origen Oaxaqueño que inició recogiendo cosechas en
los campos de California, hoy en día movilizan a un grupo de trecientos
miembros que peregrinan por cuatro estados dentro de una Unión Americana. Y es
que una de las principales actividades de los migrantes es recoger diversas cosechas. De hecho, Michigan es considerado como el cuarto y último estado
en el que trabajan levantando cosechas.
El estar en contacto con las familias
migrantes implicó un proceso de acompañamiento. Escuchar a personas
extraordinarias me comprometió a seguirlas visitando en los campos, mientras la
temporada de cosecha culmina. Al estar en sus casas, ellos externan con
confianza sus problemas, sus necesidades
y los buenos deseos para sus hijos(as). La hospitalidad es una característica
de las familias migrantes y disfrutan compartir sus alimentos como las tortillas,
los frijoles y el mole.
Las familias manifiestan su gratitud
por la presencia misionera del sacerdote, la religiosa y los laicos
comprometidos. Agradecen que salgamos al encuentro visitando los campos, escuchando
a la familia, atendiendo sus necesidades básicas y el compartir el pan. Las
familias migrantes son -para mí- un espacio privilegiado y evangelizador.
Cada verano se lleva a cabo la temporada migrante donde participan 23 laicos comprometidos, parroquianos
que desean colaborar asistiendo a las familias en los campos. Por ello, a
partir de la experiencia de los parroquianos Laicos comprometidos que visitan los campos y conviven con las
familias migrantes he generado cursos de formación integral misionera. El 2016
culminó con gozo una primera generación y en el 2017 será la segunda generación.
Así en este verano del 2017 estamos
visitando 25 campos aledaños a Holland, Grand Haven y Muskegon, MI; todo con el propósito de dar la bienvenida a las familias migrantes e
identificar sus necesidades primordiales. El equipo está integrado por un
sacerdote del Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal , una religiosa de
las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, 23 laicos comprometidos y 4
jóvenes.
Pedimos su oración y rogamos al Verbo
Encarnado para que nos mantenga en la alegría de su evangelio para salir al
encuentro de nuestros hermanos y hermanas migrantes en la periferia. Porque es
ahí donde creemos y deseamos servir a nuestro Señor Jesucristo que sufre en una
multitud de enfermos y desvalidos de todas clases.
Escribe: Maricela Martinez