“Dios añadió: “Este será el
signo de la
alianza que establezco con ustedes, y con todos
los seres
vivientes que los acompañan, para todos los
tiempos
futuros; yo pongo mi arco en las nubes, como un
signo de
mi alianza con la tierra.”
Génesis 9, 12-13
El libro del Génesis comienza con la afirmación
de Dios de que toda la creación es “muy buena” (Génesis 1:30). Somos parte de una
red de vida compleja, delicada e interdependiente que es valiosa porque fue
creada, sostenida y redimida por Dios. La humanidad está llamada a reflejar la
imagen de Dios a través de la administración piadosa de la creación (Génesis
1, 26-28). La historia de Noé muestra los propósitos redentores de Dios, y el
pacto, no solo con la humanidad sino con la tierra y todas sus criaturas
(Génesis 9, 8-17). En el Nuevo Testamento aprendemos que todas las cosas fueron creadas
por y para Cristo, dando un valor particular a cada criatura (Colosenses 1, 15-20). Los propósitos últimos de Dios, desde la creación hasta la recreación, abarcan
todo lo que hoy llamamos biodiversidad.
El testimonio bíblico es que la red de la vida,
la biodiversidad, no solo es importante porque el bienestar humano dependa
de ecosistemas estables, prósperos y de los servicios que nos brindan,
desde agua y alimentos limpios hasta oxígeno, vestimenta y regulación del
clima, y todo Los ‘recursos’ que utilizamos de la naturaleza. La biodiversidad
importa en primer lugar porque Dios le da valor a cada criatura que se crea.
Como dice la encíclica Laudato Si’: “Pero no basta pensar en las distintas especies
sólo como eventuales «recursos» explotables, olvidando que tienen un valor en
sí mis- mas... Por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con
su existen- cia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos
derecho” (Laudato Si’: Sobre el Cuidado de la Casa Común, 33).
Hoy en día, el comportamiento humano está
destruyendo el tejido de la creación de Dios a un ritmo sin precedentes. De acuerdo
con el Informe Planeta Vivo 2018, entre 1970 y 2014 ha habido una disminución del
60% de la población mundial de vida silvestre. Existen múltiples causas, como
la deforestación, la destrucción del hábitat, el cambio climático y la contaminación
del suelo, el agua y el aire, incluyendo los océanos llenos de plástico.
La pérdida de biodiversidad es importante
porque todas las criaturas de Dios tienen valor en sí mismas y también por una
cuestión de justicia. Son los pobres y marginados quienes dependen más directamente
de la salud de los ecosistemas y ellos son los más perjudicados por el colapso
de los sistemas naturales que sostienen la vida.
Hoy en día, millones de
personas enfrentan la pérdida de suelos productivos, agua limpia, bosques, peces y
arrecifes de coral. La pérdida de biodiversidad es uno de las principales causas
de la migración humana. Como la botánica keniana, Dra. Stella Simiyu, declara:
“Los pobres de las zonas rurales dependen directamente de los recursos
naturales. Ahí es donde está su farmacia, su supermercado, en realidad es su estación de
combustible, su compañía eléctrica, su compañía de agua. ¿Qué pasaría si
se eliminaran estas cosas de su vecindario local? Por lo tanto, no podemos
permitirnos no invertir en la conservación del medio ambiente”.
• Celebrar la bondad de la creación de Dios, en
la adoración, recurriendo a los Salmos y a otras escrituras para regocijarse en
la gloria del Creador
• Reflexionar sobre nuestro maltrato hacia la
creación, nos arrepentimos de las decisiones que hemos tomado y nos comprometemos
a vivir nuevas prácticas y hábitos
• Aprender más sobre la vida silvestre y la
ecología de nuestras comunidades
• Enseñar a nuestras comunidades sobre la red
de la vida de Dios y transmitir la verdad de que podemos proteger tanto a las
personas como a nuestro planeta
• Practicar la conservación de la naturaleza en
nuestros hogares, escuelas, y espacios parroquiales
• Motivar para que se escuchen todas las voces, alentar que den su voz a quienes se les ha negado su voz, al defender
a la naturaleza en nuestras comunidades locales, y en sitios más apartados
• Prepararse para los eventos mundiales que
protegen la naturaleza, como la
Cumbre del Clima de la ONU en septiembre, el Sínodo católico sobre la
Amazonía en octubre y la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU en
noviembre.
Reflexión Teológica desarrollada por el Movimiento Católico Global por el Clima.
Difundido por el Tiempo de la Creación 2019
https://seasonofcreation.org/es/guide-es/
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