Wednesday, June 5, 2024

Tejiendo Cambios

El inicio de la pequeña industria del tejido a mano…
La hermana María Luisa Gamboa llegó a Tampamolón, en la zona sureste del Estado en la Huasteca (México), en el año 2003, como respuesta pastoral a las comunidades indígenas. El Hospital Muguerza invitó y apoyó a las hermanas en su labor ministerial. Con el motivo de promover la dignidad de las personas, empezó María Luisa por visitar a las comunidades en ocho municipios, cercanos unos a otros, para conocer a la gente y para ver qué necesidades tenían. En el visiteo le llamó la atención la pobreza y la vunerabilidad de las mujeres. Las mujeres acostumbraban aplicar bordados en las servilletas y aunque fueran preciosas, se vendían poco. Entonces la Hna. María Luisa les sugirió que pensaran en hacer prendas de ropa además de las servilletas. Como las mujeres querían tener un ingreso adicional en la casa, les pareció buena la idea. 

Para lanzar este proyecto, la Hna. María Luisa pidió ayuda a su mamá que sabía de costura. Su mamá con mucho gusto les hizo patrones de diferentes tamaños, con papel de periódico. Luego Maria Luisa compró manta e hilaza y con eso las mujeres empezaron a aprender a hacer cortes de blusa. Todo había que armarlo a mano pues no se contaba con máquinas de coser.


Cuando llegó la Hna. María Cardoza, un año después, en el 2004, a trabajar con la Hna. María Luisa, al ver el entusiasmo y empeño de las mujeres se acordó de sus años de estudio de cuando era más joven. En su juventud la Hna. Mary (como la mayoria la llamamos) había tomado clases de corte, pero no le había prestado mucho interés, sin embargo, ante la necesidad que ahora veía, se regresó a su tierra natal y buscó a su maestra de corte y le pidió le enseñara a elaborar camisas y prendas de ropa para niño y niña. 

¿Cómo vender la mercancía? 
Una cosa es la producción de las prendas de ropa, otra, es la venta. Para vender los productos, las mujeres envían a unos representantes de sus comunidades a llevar sus productos periódicamente a lugares de venta en la cuidad. Todos cooperan de antemano con los gastos de transporte, comida y hospedaje. Cada prenda lleva el nombre de la persona que la hizo y el precio de la prenda. Al regreso entregan las ganancias según la venta.

Logros obtenidos
En un momento dado las mujeres fueron invitadas a participar en un concurso de Proyectos Exitosos a nivel nacional organizado por FONART (Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías) y después de pasar por las diferentes etapas: regional, distrital, estatal lograron llegar a la última etapa, la Nacional en la ciudad de León, Guanajuato. No obtuvieron el primer lugar, pero sí, ser tomadas en cuenta para asistir cada año, durante un mes, con todos los gastos pagados (hospedaje, transporte, alimentación) y lo más importante, contar con un espacio para vender sus prendas en la Feria Nacional Potosina (FENAPO) -una de las ferias más importantes en el país. Hasta el día de hoy continúan participando. Esto nos habla de la calidad que han alcanzado sus productos.

De la Huasteca al Valle de Mezquital
Unos quince años después, por el 2016, habiendo afianzado esa industria casera en Tampamolón, María Luisa y Mary optaron por trasladarse a Chilcuautla, Hidalgo, al Valle del Mezquital a trabajar con las mujeres de las comunidades Hñahñu u Otomí. El Valle de Mezquital en un tiempo fue considerado la zona más pobre del país. De hecho, las aguas negras de la Ciudad de México son descargadas ahí. Sin embargo, gracias al gobierno estatal, a la inversión de mexicanos retornados de Estados Unidos y del apoyo de Alemania se pudo instalar un sistema de riego a base de canales que bañan las tierras de cultivo. Las familias mexicanas que retornaron al país invirtieron en viveros e invernaderos y con riego por goteo empezaron a cultivar lechuga, jitomates, broccoli, calabaza, coliflor y tomates. Esto ha mejorado mucho la economía de la región.


Poco a poco iba creciendo la pequeña industria…
Las hermanas María Luisa y Mary habiendo visitado las comunidades Hñahñu y habiéndose dado cuenta que la necesidad de las mujeres era tener un ingreso propio, animaron a las mujeres a diversificar sus productos. Las hermanas les compartieron sus aprendizajes para hacer blusas, vestidos de niños, faldas, camisas, bolsas, monederos, etc. Además con el apoyo económico de la Fundación Hilton y de Christus Health, las hermanas han logrado comprar máquinas de coser, sillas y mesas que son de gran utilidad para toda la comunidad. 

Con Cara al futuro
Hasta el día de hoy, sigue fuerte el proyecto en los dos lugares, Tampamolón y Chilcuautla. Una vez al año regresan las hermanas a la Huasteca y ahí se reúnen con las coordinadoras y todas se capacitan en nuevos modelos. Asi las hermanas siguen apoyando y acompañando a los 6 grupos de mujeres en esa comunidad.
Ademas de acompañar a las mujeres artesanas, las hermanas María Luisa y Mary también participan con toda la comunidad de fe local en cuatro áreas de la pastoral social: el área laboral, penitenciaria, compromiso social y el área ecológica. En el 2022 consiguieron fondos de la Fundación Hilton para apoyar a 36 familias en la conservación de maguey, planta muy importante para su trabajo diario. Para proteger las plantas de maguey de los animales, la fundación apoyó con 74 rollos de maya ciclónica de a 50 metros cada rollo. Con esta ayuda las familias pueden seguir trabajando con la fibra del maguey y conservar el uso del Telar de Cintura, técnica ancestral con la que elaboran el ayate y otras prendas artesanales.



Al contemplar la pasión y el compromiso de nuestras hermanas en su acompañamiento a las mujeres, experimento un profundo orgullo de lo nuestra Congregación está logrando a través de Mary y María Luisa. Esa fe inquebrantable, generosidad y dedicación encarnan el espíritu del Evangelio. Nuestras queridas María Luisa y Mary no solo están aliviando los desafíos sociales en dos comunidades indígenas, sino que están cultivando un cambio transformador que enriquece a toda la sociedad. Su ministerio es una inspiración; un testimonio del poder del amor, creatividad, y la solidaridad.
 
Esccribe Hna. Miriam Banon CCVI

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