Por: Katty Huanuco, CCVI
En estos días me siento muy emocionada. Contemplo con esperanza a tanta gente de buena voluntad que se suma a un grito histórico: ¡Basta de violencia e impunidad!
Sí, al de las mujeres que como yo -muchísimas veces- hemos sido o bien, seguimos siendo violentadas de modo sutil y/o explícitamente.
Lo tremendo es que se justifica la violencia, pues se han atrevido a decir que 'si no estuviéramos así... se hacen las víctimas... ¿acaso son las únicas?' No. No es un discurso alusivo a alguien específico, o de estas últimas semanas. No. Éstos son algunos de los 'argumentos' de cientos de personas en el mundo. Equivocadamente lo creen, piensan que es así y punto. Ello es lo lamentable e indignante.
Escribir de la esperanza que he visto, oído y palpado es para mí un deber. Es gratificante que cientos de personas dedican unos instantes para dar visibilidad a tanta 'normalización' de la violencia hacia las mujeres. Escuchar a un joven compartiendo lo que le significa la metáfora -tan trillada- de 'la rosa' en comparación con la mujer, y decir que se siente limitado, que lo único que puede decir honestamente es que la mujer como la rosa tienen ¡vida! Sí, vida, y merece ser respetada sencillamente por ello ¡Lo máximo! ¿Cómo no sentir esperanza?
Pero todo lo que veo y oigo es definitivamente porque estoy palpando la valentía, el esfuerzo y la perseverancia de millones, sí, de millones de mujeres en la historia que han sabido estar, dar su voz frente a la opresión que el sistema ejerce sobre las mujeres y se han comprometido en la transformación estructural de la sociedad.
Hoy estas líneas sólo para dar gracias a todas esas mujeres que han dado vida con sus vidas. Gracias por no permitir que sigamos siendo un pueblo indolente. Gracias porque al salir a las calles no es para sentirnos valientes sino porque somos libres.
Aún falta mucho por hacer amiga, hermana, prima, tía, compañera, vecina, mamá, abuela... Vamos, sigamos construyendo un mundo más humano, más pleno, más digno. Todos los días. Así como Jesús lo haría ¡Vamos, vamos todas/os a las calles y digamos: Ni Una Menos! No te dejes para después. Porque 'cada vez que una mujer da un paso, avanzamos todas'.
En estos días me siento muy emocionada. Contemplo con esperanza a tanta gente de buena voluntad que se suma a un grito histórico: ¡Basta de violencia e impunidad!
Sí, al de las mujeres que como yo -muchísimas veces- hemos sido o bien, seguimos siendo violentadas de modo sutil y/o explícitamente.
Lo tremendo es que se justifica la violencia, pues se han atrevido a decir que 'si no estuviéramos así... se hacen las víctimas... ¿acaso son las únicas?' No. No es un discurso alusivo a alguien específico, o de estas últimas semanas. No. Éstos son algunos de los 'argumentos' de cientos de personas en el mundo. Equivocadamente lo creen, piensan que es así y punto. Ello es lo lamentable e indignante.
Escribir de la esperanza que he visto, oído y palpado es para mí un deber. Es gratificante que cientos de personas dedican unos instantes para dar visibilidad a tanta 'normalización' de la violencia hacia las mujeres. Escuchar a un joven compartiendo lo que le significa la metáfora -tan trillada- de 'la rosa' en comparación con la mujer, y decir que se siente limitado, que lo único que puede decir honestamente es que la mujer como la rosa tienen ¡vida! Sí, vida, y merece ser respetada sencillamente por ello ¡Lo máximo! ¿Cómo no sentir esperanza?
Pero todo lo que veo y oigo es definitivamente porque estoy palpando la valentía, el esfuerzo y la perseverancia de millones, sí, de millones de mujeres en la historia que han sabido estar, dar su voz frente a la opresión que el sistema ejerce sobre las mujeres y se han comprometido en la transformación estructural de la sociedad.
Hoy estas líneas sólo para dar gracias a todas esas mujeres que han dado vida con sus vidas. Gracias por no permitir que sigamos siendo un pueblo indolente. Gracias porque al salir a las calles no es para sentirnos valientes sino porque somos libres.
Aún falta mucho por hacer amiga, hermana, prima, tía, compañera, vecina, mamá, abuela... Vamos, sigamos construyendo un mundo más humano, más pleno, más digno. Todos los días. Así como Jesús lo haría ¡Vamos, vamos todas/os a las calles y digamos: Ni Una Menos! No te dejes para después. Porque 'cada vez que una mujer da un paso, avanzamos todas'.
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