Por: Petra Peña Matias, CCVI
Queridas hermanas y hermanos, quiero compartir con ustedes parte de mi vivencia más
reciente en Cd. Juárez. Esta ha sido de
entrega y acompañamiento a las personas en colonias marginadas, las cuales
sufren abusos, injusticias y violación en sus derechos. Al acompañar a estas familias a través de la
oración y reflexión de la palabra de Dios; he ido descubriendo que son personas con
muchos valores, con capacidad de liderazgo para salir adelante, pero por la
falta de recursos no han tenido la oportunidad de una adecuada preparación.
Nosotras las Hermanas que participamos en el Centro Mujeres Tonantzin, hemos
promovido a las mujeres, niños, niñas y jóvenes a través de diferentes talleres
y constatamos que es posible que estas personas puedan vivir con más dignidad
como hijas e hijos de Dios.
Damos gracias a
Dios porque varias de estas mujeres, jóvenes y niños, se han beneficiado y van
logrando liberarse de la opresión, pobreza y marginación; a pesar de que
algunas no saben leer y escribir, hoy son personas felices capaces de entablar
un diálogo, una conversación, saben
cuestionar, ya no se quedan calladas como antes. Ya tenemos algunos
jóvenes que han terminado la Universidad, gracias al apoyo de personas
generosas que colaboran mensualmente con el Centro, para la educación y
formación de los jóvenes, niños y niñas, para que sean mejores ciudadanos para
servir a la sociedad. También se apoyan a personas de la tercera edad.
El entorno en
que viven estas familias ha ido cambiando, sus viviendas han mejorado, hemos
plantado árboles para mejorar el ambiente, sean sembrado huertos para tener una
alimentación orgánica y sana. Se plantaron árboles frutales; se motiva a las
familias para la crianza de animales de traspatio como son: gallinas, conejos,
ovejas, cabras, para autoconsumo y
vender algo para mejorar su
economía.
La construcción
de sanitarios ecológicos y filtros para reciclar las aguas grises ha ayudado al
crecimiento de estos árboles y cuidado de la creación; También he dado talleres
de ecología y medicina alternativa (de hierbas) a varios grupos de mujeres. Me
lleno de alegría y gratitud en el Señor, al verlas actualmente como ellas
elaboran sus jarabes, pomadas, tinturas, micro dosis, etc., Para las enfermedades más comunes de la zona;
diarrea, gripa, temperatura, infecciones del estómago, de la garganta, tos,
dolores, golpes; todo esto para atender a sus familias y para vender.
En una colonia,
las mujeres hacen pan y lo venden para el mantenimiento de su centro, en otras
dos de las colonias las mujeres
aprendieron corte y confección, ellas
hacen los uniformes de sus hijas y algún trabajo que les piden, esto les ayuda
en su economía.
Es así como
nosotras las Hermanas que formamos el Centro Mujeres Tonantzin, estamos
haciendo presencia del amor misericordioso del Verbo Encarnado, caminando
juntas con estas hermanas y hermanos nuestros, buscamos la justicia y la
dignidad de hijas e hijos de Dios, queremos ser esas manos que apoyan y
sostienen, que abrazan, que consuelan y acompañan a nuestro Señor Jesucristo que sufre en esta multitud de hermanos y
hermanas.
Mi experiencia en
esta misión me llena de vida, energía, gozo, alegría, quiero compartirles que
soy muy feliz al convivir con estas familias, Gracias a Dios que me dio la oportunidad de servir en esta Misión.
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