La trata
de personas es un delito atroz que afecta a todas las regiones del mundo. Aproximadamente el 72 % de las víctimas detectadas son mujeres y niñas, y el porcentaje
de niños que son víctimas de este delito se ha duplicado con creces entre 2004
y 2016, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. La
mayoría de las víctimas detectadas son objeto de trata con fines de explotación
sexual, pero las víctimas también son objeto de trata para ser utilizadas en
trabajo forzoso, para ser reclutadas como niños soldados y para otras formas de
explotación y abuso.
Los
tratantes y los grupos terroristas se aprovechan de las personas vulnerables,
ya sea personas que viven en la pobreza, que están atrapadas en la guerra o que
sufren discriminación. Nadia Murad, la primera víctima de trata en ser
Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas, recibió con justicia el
Premio Nobel de la Paz en 2018 por catalizar la acción internacional para
acabar con la trata y la violencia sexual en los conflictos.
Los
conflictos armados, el desplazamiento, el cambio climático, los desastres
naturales y la pobreza exacerban la vulnerabilidad y la desesperación que permiten
que la trata prospere. Los migrantes están en el punto de mira. Miles de
personas han perdido la vida en el mar, en los desiertos, en centros de
detención, a manos de tratantes y contrabandistas de migrantes que ejercen su
monstruoso y despiadado oficio.
Pero
también cada día la indiferencia ante el abuso y la explotación que nos rodean
se cobra numerosas víctimas. Desde el sector de la construcción al de la
producción de alimentos o de bienes de consumo, incontables negocios y empresas
se benefician de la miseria.
La
acción multilateral ha dado lugar a avances, por medios como la Convención de
Palermo y su Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de
Personas, Especialmente Mujeres y Niños. La mayoría de los países cuentan con
las leyes necesarias, y en algunos se han producido recientemente las primeras
condenas por trata, pero queda mucho por hacer para llevar a las redes
transnacionales de trata ante la justicia y, sobre todo, para asegurarse de que
se detecta e identifica a las víctimas y de que estas pueden acceder a la
protección y los servicios que precisan.
Los
Objetivos de Desarrollo Sostenible incluyen metas claras para prevenir el abuso
y la explotación, eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y
las niñas, y erradicar el trabajo forzoso y la mano de obra infantil. En este
Día Mundial contra la Trata de Personas, reafirmemos nuestro compromiso y
nuestro empeño en impedir que los delincuentes exploten a las personas para
obtener beneficios y en ayudar a las víctimas a reconstruir su vida.
António
Guterres
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