Gracias a Aurora Isabel Ramirez y a Maru Noguez por esta carta publicado por in Iglesia y Sociedad
Cedo el espacio de esta columna a la importante carta que Javier Sicilia, cristiano a carta cabal, amoroso y valiente hijo de la Iglesia Católica, le dirige al Papa Benedicto XVI en ocasión de su próxima visita a México. Me identifico con sus palabras y sus sentimientos.
Cedo el espacio de esta columna a la importante carta que Javier Sicilia, cristiano a carta cabal, amoroso y valiente hijo de la Iglesia Católica, le dirige al Papa Benedicto XVI en ocasión de su próxima visita a México. Me identifico con sus palabras y sus sentimientos.
Carta íntegra de Javier Sicilia al Papa Benedicto XVI
Cuernavaca, Morelos, 17 de marzo de 2012
Santísimo Padre, hermano en Cristo, Benedicto XVI:
Te hablo de tú, porque Cristo nos enseñó a hablarle al Padre y al hermano con ese tú tan familiar, tan íntimo como el del amor trinitario; con ese tú, que en el yo que habla, se convierte en el nosotros de la comunidad. Te hablo de tú, en nombre de ese nosotros, porque sabemos que vienes a México y que llegas en las proximidades de la Semana Santa, esa semana misteriosa y terrible donde el inocente de los inocentes padece la traición, el sufrimiento y la desesperación, esa semana en la que yo, hace un año y al igual que nuestro Padre, tuvo que padecer el doloroso asesinato de su hijo; esa semana en la que desde entonces como poeta e hijo de la Iglesia me uní a la voz de todas las madres, padres, hermanos, hermanas, hijos e hijas, que han padecido ese mismo dolor del Padre que la Iglesia entera volverá a sentir esta próxima Pascua. LEER MÁS
Cuernavaca, Morelos, 17 de marzo de 2012
Santísimo Padre, hermano en Cristo, Benedicto XVI:
Te hablo de tú, porque Cristo nos enseñó a hablarle al Padre y al hermano con ese tú tan familiar, tan íntimo como el del amor trinitario; con ese tú, que en el yo que habla, se convierte en el nosotros de la comunidad. Te hablo de tú, en nombre de ese nosotros, porque sabemos que vienes a México y que llegas en las proximidades de la Semana Santa, esa semana misteriosa y terrible donde el inocente de los inocentes padece la traición, el sufrimiento y la desesperación, esa semana en la que yo, hace un año y al igual que nuestro Padre, tuvo que padecer el doloroso asesinato de su hijo; esa semana en la que desde entonces como poeta e hijo de la Iglesia me uní a la voz de todas las madres, padres, hermanos, hermanas, hijos e hijas, que han padecido ese mismo dolor del Padre que la Iglesia entera volverá a sentir esta próxima Pascua. LEER MÁS
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