Friday, October 21, 2016

Patrono de la Justicia Social

San Martín  de Porres se convirtió en un habilidoso sanador, y era muy conocido por su cuidado compasivo a los enfermos. Su día festivo es el 3 de noviembre.

Hablar de la vida de Fray Martín es hablar del evangelio, ya no en el abstracto sino puesto en práctica, es descubrir el mandamiento del amor a Dios y al prójimo encarnado en una forma extraordinaria.
San Martín está bien arraigado en Lima (Perú), pues los Dominicos acompañaron a Francisco Pizarro para establecer la ciudad en la ribera del Rímac en 1535. Ellos recibieron el terreno donde se construyó el primer convento del Perú, ahora Santo Domingo. Unos 50 años más tarde el joven Martín entró en este convento como “donado” y lo hizo famoso por su vida de servicio alegre dentro del convento y en las calles de la nueva ciudad.
En la persona humilde de Martín se combinaron características de tres continentes: por su padre, un hidalgo español, es europeo; por su madre, una africana liberada, es africano; por su nacimiento en Lima es americano. Sobre todo, por su bautismo y entrega total al Señor, es católico mundial, dedicado sin limite a mejorar la vida de los más necesitados. La actitud y prioridades de San Martín nos ofrecen una base sólida para eliminar o aliviar mucho de la pobreza inhumana por todas partes del planeta. Con razón el Papa Juan XXIII, antes de canonizarlo, declaró que “es un santo no de una nación sino de todas las naciones”.
Martín, por su humildad, fue un ejemplo encarnado de aquella bienaventuranza anunciada por Cristo para todos los últimos de esta tierra, que aprenden a poner su confianza en Dios: “Bienaventurados los pobres del espíritu, porque de ellos es el Reino del Señor”.
“Hermano Martín! ¡Hermano Martín! decía la gente cuando andaba por las calles. Defendía a los esclavos que lo tenían como a un padre. Sin perder su acostumbrada calma, insistía en que los frailes respetaran los pocos derechos de esos maltratados.
Para Fray Martín, las palabras de Jesús acerca del Último Juicio inspiraron su dedicación incansable a los pobres, enfermos y otros afligidos: “El Rey responderá: ‘En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos, me lo hicieron a mí' ”(Mt 25,40). Gracias a su amistad ilimitada con Jesús sobre la cruz y en la Eucaristía, Martín había absorbido mucho de su compasión con los doloridos y su deseo de compartir con los hambrientos. Como se lee en el librito de Harry McBride, San Martín de Porres – Patrono de la Justicia Social : “Se ha calculado que el mulato alimentaba diariamente a cerca de doscientos pobres y que semanalmente distribuía gran cantidad de artículos, medicinas y dinero”(p.40).
Cuando murió a los 60 años en 1639, miles, desde el virrey hasta los esclavos, vinieron para expresar su profunda estima y gratitud a Martín.
Por su caridad extraordinaria, en el año 1945, con la aprobación de la Santa Sede, fue nombrado Patrono de la Justicia Social.
Fray Martín de Porres, el mulato "santo de la escoba" fue canonizado el 6 de mayo de 1962 por el Papa Juan XXIII.

Al recordar al santo peruano, venerado en el mundo entero, a la luz de las bienaventuranzas, no podemos olvidar las palabras de Su Santidad, Juan XXIII, pronunciadas en la ceremonia de la canonización: «Martín nos demuestra con el ejemplo de su vida, que podemos llegar a la salvación y a la santidad por el camino que nos enseñó Cristo Jesús. (Escrito por Clara Vásquez, OP)

Oración a San Martín-  Jane Deren, Ph.D.
Santo Martín, vivimos en un mundo que desesperadamente necesita de usted como modelo, 
guíanos hacia caminos de tolerancia y reconciliación.
Santo Martín, que sufriste los tormentos de tantas personas a causa de tu herencia mestiza, guíanos hacia la tolerancia y la reconciliación abierta para acoger a las personas sin cuestionar 
o desafiar sus identidades.
Santo Martín, que demostraste paciencia y respeto cuando esperaste por muchos años la aceptación total de tu orden, guíanos para ser paciente y respetuosas/os en la medida que trabajamos para la aceptación e inclusión de todos los hijos e hijas de Dios en nuestras comunidades.

Que San Martín que trataba a ricos y pobres, a poderosos e impotentes con la misma preocupación y compasión, nos guíe en la construcción de una nación y comunidad mundial que ofrece hospitalidad de calidad a cada ser humano. 




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