Monday, October 24, 2016

Constructora del Reino de Dios aquí y ahora


Hace algunos años atrás realice una pequeña entrevista a nuestra querida hermana Juanita Albracht.  A través de estas líneas queremos agradecer a Sister Juanita por su firme compromiso con la  justicia social, la cultura de paz y su impulso para cuidar la creación de Dios.

El amor y la generosidad han sido parte de su vida desde que tiene memoria. Su padre Cyril Joseph Albracht, ayudaba a las personas que se lo pedían; así ella conoció el desprendimiento. 

Sus ojos brillan y con gesto tierno, comenta que su madre, la Sra. Mary Shaefer, fue una mujer de mucha fe y confianza en Dios. “Aprendí mucho de mis padres. Ellos eran tan generosos. Todo es tan natural para mí, pues es parte mi vida”.

Su niñez la pasó en el colegio católico San Antonio y ya desde entonces pensaba que la Vida Consagrada podría ser su estilo de vivir. Sin embargo,  nuestra hermana Juanita nos comenta que en su adolescencia cambió de idea. Pero como Dios es Dios, ella aceptó ser religiosa.

Su juventud, alegría y múltiples dones (tales como tocar el piano, leer música, dibujar y pintar creaciones propias, etc.) fueron entregados en plena libertad al Señor en servicio de los que más lo necesitan. Le pregunté  ¿por qué ser religiosa?  A lo que ella me respondió: “me sentí llamada, alguien necesitaba responder. Yo respondí a ser una Hermana de la Caridad del Verbo Encarnado. Esa generosidad la heredé de mis padres que fueron una gran referencia en mi vida”.

La madre Juanita, como la gente la llama, realizó estudios de Enfermería, Psicología además de una maestría en Administración de hospitales. Estos estudios le permitieron a esta, amable y sencilla mujer, religiosa a trabajar en diversas instituciones, así como también ser elegida en nuestra Congregación en varias responsabilidades de liderazgo.

Terminando varios periodos de liderazgo en el gobierno Congregacional, Juanita solicitó venir como Hermana misionera a Perú, específicamente a Chimbote. Es así que en 1997 llega a esa ciudad para dirigir la Posta Santa Clara, ahora Clínica del Sistema de Salud del Verbo Encarnado.

¿Por qué Chimbote? “Cuando estuve de Consejera en el gobierno de la Congregación, tuve la posibilidad de venir a Chimbote para visitar nuestras comunidades religiosas. La gente me impactó. Su forma de relacionarse y su simplicidad me hablaba de amor. Estas son dos cosas básicas para vivir. Yo lo deseaba y es así que dos años después de mi visita, llegué a Perú”.

Juanita, mirándome fija y cariñosamente a los ojos, me comparte que una de las experiencias más significativas en Chimbote, ha sido el encontrarse con la cultura peruana, sus costumbres, el idioma. “Ha sido una experiencia evangélica. Como Nicodemo recibió la invitación de renacer. Yo he tenido que volver a nacer desde mi ser adulto pues aprendí a hablar, caminar… igual como una niña”.

La optimista y radiante Juanita explica que estar en Chimbote le ha trajo mucha alegría, pero le entristece que aún varias instituciones estatales importantes del país, no brinden un buen servicio. “La gran mayoría de establecimientos públicos se encuentran centralizados en Lima. La centralización es un error. Yo estoy contenta con los procesos de descentralización. Espero y se logre”.

Así, con profunda e entusiasta mirada, la Hna. Juanita nos introduce a conocer la labor del Hospicio del Verbo Encarnado. Un centro en Chimbote que atiende a personas con diagnóstico terminal brindándoles alivio físico, psicológico, espiritual. Además, como institución no sólo se apoya al enfermo, casi siempre el más desprotegido, sino también a su familia. Es un ‘cuidado integral’ enfatiza.

Por ello, la madre Juanita es muy conocida por las calles de la av. Aviación, Camino Real, A.H. Antenor Orrego; pues cada mañana caminaba ligeramente por estos espacios para llegar a su querido Hospicio. Camino a su centro de trabajo, Juanita nos comparte que rezaba su rosario, pidiendo a Dios para que la pobreza en Chimbote culmine, para que cada una de las personas se dé cuenta de sus dones y asuman su poder de cambiar las cosas.

"Mi sueño como religiosa es que más mujeres respondan sin miedo ni postergaciones al llamado de Dios. Nuestra sociedad requiere religiosas que animen y motiven a que todos y todas puedan vivir plenamente en libertad. Sueño que existan más hospicios en Perú,  ya que vivir dignamente hasta los últimos momentos de la vida es un derecho de todos/as", señala  nuestra hermana Juanita.  Poniéndose en pie y con un fuerte abrazo, la madre, se despide diciéndome que el mayor aprendizaje que ha recibido ha sido la experiencia de vivir cada día.

En febrero del 2015, Juanita regresó a su tierra materna y su tierra peruana la sigue extrañando. Sin embargo, ella –con la sencillez que la caracteriza- siempre está. Se hace presente. Sigue colaborando y construyendo un Perú más digno para todas y todos desde donde se encuentra. Gracias hermana, pues tu vida de entrega, compromiso y generosidad nos brinda un signo visible de la presencia de Dios en nuestra vidas. Te das y con ello nos enseñas a darnos. Tu profetismo y pasión por el Reino de Dios fecunda la tierra.

Actualmente, la hermana Juanita continua su compromiso con los más vulnerables como Coordinadora de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de las Hermanas en la Villa del Verbo Encarnado en San Antonio, Tx.




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