Del 21 al 23 de octubre, en la ciudad
amazónica de Puyo-Ecuador, se congregaron 143 personas integrada por
representantes de los pueblos indígenas Kichwa, Saraguro, Siekopai, Shuar y
Achuar, el pueblo Afroecuatoriano que vive en la Amazonía, delegados de organizaciones
indígenas locales y regionales, y representantes de las Pastorales Social e
Indígena de los seis Vicariatos Apostólicos del Oriente ecuatoriano, obispos de
los Vicariatos de Sucumbíos, Napo, Puyo, Méndez, Zamora, y el representante
delegado por el Obispo de Aguarico, todos miembros de la Red Zona
Oriente-Amazónica de la Pastoral Social Cáritas de todos los Vicariatos
amazónicos; junto con miembros de Congregaciones religiosas que trabajan en la
Amazonía del Ecuador, Servidores de la Iglesia Católica de las Nacionalidades
Indígenas de Ecuador-SICNIE, delegados de la Conferencia Ecuatoriana de
Religiosos y Religiosas, y miembros de la Red Eclesial Panamazónica-REPAM
provenientes de Brasil, Bolivia, Colombia, Guyana, Perú y Venezuela, y de redes
internacionales de España, Inglaterra y otros países.
Al finalizar los tres días de trabajo se
elaboró un Comunicado Final que resume lo experimentado en el evento: “Vivir en
la selva, de la selva, sin destruir la selva, porque nos reconocemos parte de
ella”, se lee al iniciar este
comunicado.
En la misiva, se expresa que luego de
escuchar los gritos que vienen de la Amazonía por los graves daños causados a
la naturaleza debido al modelo de desarrollo y de explotación petrolífera,
minera y agrícola, que ha ocasionando
atropellos, violaciones y vulneraciones de los derechos de los pueblos
amazónicos: ‘es momento de defender nuestra madre naturaleza y nuestros territorios.
No somos dueños de la Naturaleza, la cuidamos porque somos parte de ella. (…)
Queremos que se reconozcan y se fortalezcan nuestros saberes, nuestra
tecnología, nuestra educación y nuestros conocimientos ancestrales’
En este comunicado describen claramente que
la Amazonía no sólo tiene importancia por su biodiversidad, sino porque allí
habitan los espíritus que siguen alimentado de sabiduría y de vida. Y piden una Iglesia profética que reconozca
la sacralidad de la naturaleza, que respete y valore la espiritualidad propia
de los pueblos indígenas y que no se sienta dominadora de la selva ni de los
pueblos que ahí habitan.
Asimismo se comprometen a promover una
Iglesia con rostro Amazónico, que reconozca la riqueza cultural local, y que se
anima a caminos osados y sinceros para fortalecer el papel de los servidores
indígenas de la Iglesia en la Amazonía, fortaleciendo y propiciando aún más un
papel preponderante de los Diáconos permanentes de los propios pueblos, y para
animar a que existan más misioneros-misioneras, religiosos-as, incluso Obispos,
propios de la Panamazonía, que cuiden del rostro concreto de esta realidad tan
diversa y esperanzadora.
Puede leer el Comunicado Final completo
aquí: http://bit.do/cR4Qm
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