
Al finalizar los tres días de trabajo se
elaboró un Comunicado Final que resume lo experimentado en el evento: “Vivir en
la selva, de la selva, sin destruir la selva, porque nos reconocemos parte de
ella”, se lee al iniciar este
comunicado.
En la misiva, se expresa que luego de
escuchar los gritos que vienen de la Amazonía por los graves daños causados a
la naturaleza debido al modelo de desarrollo y de explotación petrolífera,
minera y agrícola, que ha ocasionando
atropellos, violaciones y vulneraciones de los derechos de los pueblos
amazónicos: ‘es momento de defender nuestra madre naturaleza y nuestros territorios.
No somos dueños de la Naturaleza, la cuidamos porque somos parte de ella. (…)
Queremos que se reconozcan y se fortalezcan nuestros saberes, nuestra
tecnología, nuestra educación y nuestros conocimientos ancestrales’
En este comunicado describen claramente que
la Amazonía no sólo tiene importancia por su biodiversidad, sino porque allí
habitan los espíritus que siguen alimentado de sabiduría y de vida. Y piden una Iglesia profética que reconozca
la sacralidad de la naturaleza, que respete y valore la espiritualidad propia
de los pueblos indígenas y que no se sienta dominadora de la selva ni de los
pueblos que ahí habitan.
Asimismo se comprometen a promover una
Iglesia con rostro Amazónico, que reconozca la riqueza cultural local, y que se
anima a caminos osados y sinceros para fortalecer el papel de los servidores
indígenas de la Iglesia en la Amazonía, fortaleciendo y propiciando aún más un
papel preponderante de los Diáconos permanentes de los propios pueblos, y para
animar a que existan más misioneros-misioneras, religiosos-as, incluso Obispos,
propios de la Panamazonía, que cuiden del rostro concreto de esta realidad tan
diversa y esperanzadora.
Puede leer el Comunicado Final completo
aquí: http://bit.do/cR4Qm
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