La violencia contra las mujeres lleva a
preguntas como: ¿qué pasa por la mente de…? ¿por qué puede suceder esto?
Ana de Miguel (UAM) desde su ponencia “Desde lo antropológico-cultural”, nos
decía que lo primero que necesitamos hacer es: ‘entender’.
Ello nos llevó
hasta los mitos, hasta Grecia, para hacernos ver cómo las narraciones
mitológicas, esa visión del mundo, esas filosofías, esos esquemas
antropológicos que nos dan la forma de entender el mundo, son tan importantes.
Que si no nos damos cuenta de ello y no se trabaja en esa dirección pueden
permanecer ahí y estar latentes. Formando generación tras generación con
pequeñísimas modificaciones. Y es que la narración va moldeando la forma de ver
la realidad y también las justifica.
Después, una vez que comprendemos y entendemos, se tiene que manifestar y
consolidar en prácticas nuevas que hay que apoyar, en prácticas sociales. Nadie
está sola(o), somos comunidad. La dimensión comunitaria, social,
política, lleva a prácticas políticas que cambian las situaciones.
Adela Asúa (jurista) en su ponencia “Desde lo jurídico y legal” exponía que
la ley es una concreción de esas prácticas sociales y está muy mezclada con el
empujar y recibir y cómo van cambiando según va cambiando también la sociedad.
Pero aun siendo verdad que puede apoyar ese cambio, vimos esa complejidad de
cómo cambiar incluso el concepto de lo que era violencia, víctima.
Pasamos a ver
qué importancia ha tenido la Biblia en todo esto. La Biblia es la plasmación
escrita de una experiencia de encuentro con Dios en la historia o en la persona
de Jesús de Nazaret. Esto exige una reinterpretación de esa experiencia que se
ha plasmado en el texto, por lo tanto, exige una reinterpretación en las nuevas
circunstancias de eso que dice el texto.
Está abierto y
vimos esos textos que expuso Lidia Rodríguez (U. Deusto) “Desde los textos
bíblicos”, cómo esos textos se reinterpretan y cómo se puede reinterpretar y
cómo se ha utilizado para bien o para mal, para demonizar o justificar lo
injustificable.
Vimos experiencias de personas que han conseguido salir, de mujeres que han
sufrido la violencia centrándonos en la violencia tan íntima, tan personal, tan
que rompe todo, como puede ser la violencia sexual y también doméstica y cómo
realmente había una luz. Esto de manos de Marisa Cotolí (OSR) cómo se puede
reconstruir la persona y el papel que tiene la comunidad, la solidaridad, los
grupos. Y la motivación para salir de estas mujeres que han sufrido.
Silvia Martínez con su ponencia “Desde el Dios que libera”, hemos visto cómo
Dios está protestando, denunciando, empujando para salir de esta situación,
cómo está legitimando las protestas y la desobediencia, es decir, cómo Dios y
la cruz se pueden utilizar y han sido utilizados a lo largo de la historia,
como símbolo ambivalente para justificar, para callar, para proponer un tipo de
obediencia y de sumisión que acepte la cruz como un destino. O bien
se puede utilizar como un motivo, pues Jesús aceptó la cruz por vivir de una
manera determinada. Más aún no aceptó, le llevaron a la cruz y él lo que
decidió es no traicionarse, ser lógico y coherente hasta el final. Por lo tanto
la cruz puede ser también un sitio de protesta, de legitimación de la
desobediencia en ciertas formas, en ciertos momentos y un empuje para bajar de
la cruz -según expresión de Jon Sobrino- a quienes han sido crucificadas en
ella.
El silencio de
quienes han sido calladas y no han podido decir una palabra, como nos decía
Susana Becerra (U. Javeriana Bogotá) “Desde los cuerpos maltratados”, nos llama
a alzar la voz de denuncia, alzar la voz para denunciar, para decir una palabra
desde la denuncia y desde la reflexión teológica porque eso es también hacer
teología desde donde podemos hacer teología. Una reflexión que impulse a otras
prácticas que impulse a una mayor justicia que fomente la vida plena para todas
aquellas que no tienen voz, que no se les deja alzar la voz, que no pueden
decir una palabra con autoridad aunque siempre queda la autoridad vital. Estas
Jornadas nos dejan esta tarea de animar la vida y pensarla, una llamada a bajar
de esas cruces, a eliminar las violencias.
*Crónica escrita por Belén Brezmes, Hija de Jesús, de la Asociación
de Teólogas Españolas durante la XIV Jornada de Teología con el título Caín,
¿dónde está tu hermana? Dios y la violencia contra las mujeres; celebrada el 12
y 13 de noviembre en Madrid organizada por la Asociación de Teólogas Españolas
(ATE).
Original en: http://bit.do/cSahT
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